Nuevas imágenes muestran 122 objetos en la zona donde pudo caer el avión
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PEKÍN/KUALA LUMPUR (26 Marzo 2014).- El ministro de
Defensa e interino de Transporte de Malasia, Hishammuddin Hussein, ha anunciado
este miércoles que Francia ha facilitado nuevas imágenes de satélite que
muestran 122 objetos en la zona del sur del océano Índico donde se cree que se
estrelló el avión Boeing 777 de Malaysia Airlines con 239 personas a bordo.
Hishamudin ha explicado durante una rueda de prensa en Penang, a unos 50
kilómetros de Kuala Lumpur, la capital de Malasia, que las imágenes se tomaron
el 23 de marzo y pertenecen a Airbus Defence & Space. El ministro ha
detallado que algunos de los objetos, localizados 2.557 kilómetros al suroeste
de la ciudad australiana de Perth, tienen hasta 23 metros de longitud y que
otros brillan —lo que indica que pueden ser sólidos— y flotan.
Australia ha reanudado este miércoles las
operaciones de búsqueda de los restos del avión de Malaysia Airlines
desaparecido el 8 de marzo menos de una hora después de despegar Kuala Lumpur
rumbo a Pekín El Boeing 777-200ER se estrelló en el océano Índico sur sin dejar
supervivientes, según anunciaron el lunes por la noche las autoridades de
Malasia. Las operaciones de localización del lugar en el que se precipitó el
aparato al agua y los posibles restos se han convertido en una lucha
contrarreloj, ya que las baterías de la caja negra –que guarda los registros de
voz de los pilotos y otros datos del funcionamiento del avión, imprescindibles
para saber lo que ocurrió- solo tienen energía para 30 días, y ya han pasado
19.
Matemáticas
y física para localizar el lugar donde se estrelló el avión
Tras haber sido suspendidas las labores de búsqueda
el martes por el mal tiempo, las condiciones meteorológicas han mejorado hoy, y
un total de 12 aviones se están dirigiendo de forma escalonada a la zona de
rastreo, situada en un área remota del Índico, unos 2.500 kilómetros al
suroeste de la ciudad australiana de Perth. Siete de las aeronaves son
militares, y cinco civiles. Pertenecen a seis países: Australia, Nueva Zelanda,
Estados Unidos, China, Japón y Corea del Sur, el último país que se ha
incorporado –con dos P3 Orion- a una de las operaciones de investigación y
búsqueda más difíciles y costosas de la historia de la aviación.
Un rompehielos chino –el Xuelong- ha llegado a la
zona y tres barcos de guerra del mismo país se dirigen a ella, para sumarse al
rastreo marítimo que llevaba a cabo hasta ahora el buque de guerra australiano
HMAS Success, el cual, tras haberse dirigido el martes hacia al sur por el mal
tiempo, ha regresado al lugar de búsqueda.
La flota internacional de aviones y barcos trabaja
hoy en tres áreas con una superficie total de 80.000 kilómetros cuadrados
–equivalente a la de Castilla-La Mancha-, según ha informado la Autoridad de
Seguridad Marítima Australiana (AMSA) en un comunicado.
El primer ministro de Malasia, Najib Razak, confirmó
el lunes lo que se sospechaba desde hacía días, que el vuelo MH370 cayó al mar
en una región aislada del Índico sur, lejos de cualquier posible pista de
aterrizaje, con lo que dejó implícita la muerte de todos los ocupantes del
aparato (227 pasajeros y 12 tripulantes). Malaysia Airlines envió un mensaje de
teléfono móvil a los familiares de los pasajeros en el que dijo que hay que
“asumir más allá de cualquier duda razonable que el MH370 ha sido perdido y que
nadie a bordo sobrevivió”.
Los expertos han llegado a esta conclusión gracias a
un análisis detallado de los datos del satélite británico Inmarsat, que
intercambió señales cada hora con el Boeing 777 hasta que este se precipitó al
mar aproximadamente en el mismo momento en que debió de quedarse sin
combustible, tras haber volado durante horas sin contacto con los controladores
aéreos.
El Departamento de Estado estadounidense ha
asegurado que está cooperando con Malasia para verificar los datos de Inmarsat
utilizados para trazar la trayectoria que siguió el vuelo. “Básicamente, lo que
estamos haciendo es ir hacia atrás y mirar cómo llegaron a sus conclusiones y
ver si nuestros expertos en matemáticas y colegas pueden llegar al mismo
lugar”, ha asegurado Marie Harf, portavoz del Departamento de Estado, informa
Reuters.
El primer ministro de Australia, Tony Abbott, ha
vuelto a insistir este miércoles que se seguirá buscando “hasta que no haya
ninguna esperanza de encontrar algo”. “Claramente, hay bastantes restos en esta
parte de océano Índico sur. Los hemos fotografiado en varias ocasiones”, ha
declarado a la cadena australiana Nine Network Television.
Pero aunque han sido detectados numerosos posibles
objetos del aparato siniestrado flotando en el mar desde satélites y aviones,
hasta ahora no ha sido recuperado ninguno ni se ha verificado que realmente pertenecen
al MH370.
La operación es compleja. Mark Binskin, subjefe de
las fuerzas de Defensa de Australia lo ha expresado de forma muy gráfica: “No
estamos buscando una aguja en un pajar, estamos todavía intentando determinar
dónde está el pajar”.
Aunque el área de búsqueda ha sido reducida a 1,61
millones de kilómetros cuadrados, gracias a los últimos análisis de las señales
de los satélites, sigue siendo enorme. Equivale a más de tres veces la
superficie de España.
La recogida de algún resto confirmado, la
consecuente identificación del lugar en el que se hundió el avión y la
recuperación de la caja negra –labor que podría tardar meses o años- permitiría
entender por qué el Boeing 777 se desvió de su ruta con los sistemas de
comunicación desconectados y se dirigió hacia el sur hasta estrellarse. Los
investigadores sospechan de un posible sabotaje, un secuestro o un intento de
suicido del piloto o el copiloto, aunque no han descartado un problema técnico.
Estados Unidos va a enviar un dron submarino a Australia, además de un sistema
de detección de las señales de la caja negra.
Un centenar de familiares y amigos de pasajeros se
manifestaron ayer ante la embajada de Malasia en Pekín para protestar por lo
que consideran la falta de información y la ocultación de datos por parte de
las autoridades malasias. Algunos familiares se niegan a aceptar la muerte de
sus seres queridos debido a la falta de evidencias físicas del avión, en el que
viajaban 153 pasajeros chinos.
En una clara señal de apoyo a las familias, el
presidente chino, Xi Jinping, ha designado un enviado especial a Kuala Lumpur
para gestionar el caso. Pekín ha exigido al Gobierno malasio los datos que han
permitido llegar a la conclusión de que el aparato se estrelló en el océano y
nadie sobrevivió.
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