NUEVA YORK (29 Abril 2014).- Para muchos defensores
de los derechos civiles, Adhyl Polanco (33) es un héroe.
Su denuncia de las prácticas de detención y cacheo
(stop and frisk, en inglés) implementadas por el Departamento de Policía de
Nueva York (NYPD) y las grabaciones que subrepticiamente obtuvo de sus jefes
(al igual que otro oficial denunciante, Pedro Serrano fueron claves para que en
agosto de 2013 la jueza federal Shira Scheindlin declarara inconstitucionales
dichas prácticas.
Pero su denuncia también le valió cinco años de
problemas en la uniformada y acusaciones de “rata” (delator) por muchos de sus
compañeros. Polanco (33), nativo de San Pedro de Macorís en República
Dominicana y padre de tres hijos, siente que a pesar de todo hoy es más
respetado que antes por sus colegas, y que su paso al frente valió la pena.
¿Cuándo empezaron sus problemas en el NYPD?
En el 2008, cuando exigían cifras de rendimiento
mensuales: un arresto, veinte citaciones y cinco detenciones y cacheo. A los
superiores les importaba sólo las cifras, no que ayudara a alguien que tuviera
que ir al hospital.
¿De dónde venían las órdenes?
De Michael Bloomberg. El excomisionado Raymond Kelly
hacía lo que el alcalde dijera. A veces arrestábamos a gente que llegaba a su
casa y no tenían la llave. Decían que los hispanos y negros cometían crímenes,
entonces no había problema en registrarlos. Hablé con el sindicato policial y
con Asuntos Internos, sin resultado. Después contacté al canal ABC.
¿Luego qué ocurrió?
En 2009 el Departamento decidió que se iba a
deshacer de mí. El Centro por los Derechos Constitucionales me invitó a unirme
a la demanda que ellos estaban llevando. Yo había hecho grabaciones en las que
se hablaba de la imposición de los arrestos.
¿Cómo cambió su vida laboral a partir de sus
denuncias?
Me suspendieron tres años con paga, pero sin
identificación ni arma. Cada día tenía que viajar una hora desde mi casa y
firmar un papel en el Bajo Manhattan. Esperaban a que cometiera un error para
botarme.
¿Se ha recuperado?
La conducción de la policía me dañó a mí y a mi
familia. Pude haber sido promovido.
¿Está trabajando?
Sí, de patrulla en un precinto en Greenpoint,
Brooklyn. Los jefes y yo somos como dos perros que se respetan. Muchos no me
conocían y tenían prejuicios, pero ven mi ética de trabajo.
¿Algún mensaje para sus colegas hispanos en la
policía?
No podemos mirar a nuestra gente hacia abajo. La
policía está mucho más positiva que en la administración anterior. Hoy somos
libres porque alguien se sacrificó.
Este dominicano que se enfrentó a la Policía de
Nueva York es un héroe para muchos. Y por primera vez habló para un medio
hispano, entrevistado por el periodista
Joaquín Botero para El Diario Nueva
York.
No hay comentarios.: