Ante jueces Suprema, monseñor Espada proclama: un pueblo sin justicia es un pueblo de ladrones

SANTO DOMINGO, República Dominicana (7 Enero 2015).- El obispo de la diócesis de Santo Domingo, Amancio Escapa, instó este jueves a los jueces aplicar justicia sin tráfico de influencia, con responsabilidad, prudencia y honestidad, sin modificar expedientes para construir una verdadera sociedad en democracia.

Dijo que los jueces no pueden dejarse atrapar por el desorden y la corrupción y que deben de estar en el cumplimiento del deber y la prudencia.

Durante una misa oficiada para conmemorar el Día del Poder Judicial, Escapa sostuvo que nadie está por encima de la ley porque un pueblo sin justicia es un pueblo de ladrones.

A la misa asistieron jueces de la Suprema Corte y del Consejo del Poder Judicial, el Procurador General de la República, Francisco Domínguez Brito, el jefe de la Policía Nacional, general Manuel Castro Castillo y funcionarios del gobierno, entre otros.

“Los jueces no pueden dejarse atrapar por el desorden y la corrupción, deben de estar en el cumplimiento del deber y la prudencia porque nadie está por encima de la ley porque un pueblo sin justicia es un pueblo de ladrones”, adujo.

Pidió a Dios que ayude a los hombres de la justicia, y para que sean más honestos y responsables en sus funciones, para tener una sociedad mejor y poder  contribuir a que en el país haya paz y desarrollo de la democracia.

El arzobispo auxiliar sostuvo que al pueblo dominicano debe devolvérsele la credibilidad perdida sobre la justicia dominicana porque con ello se convierten en testigo de la verdad en el desempeño de sus funciones.

Instó, además, a los jueces a reconocer la inocencia de los inocentes y a castigar con todo el peso de la ley a los culpables de su responsabilidad sin tráfico de influencias.

El religioso incitó a los actores del Poder Judicial, al Ministerio Público y a la Suprema Corte de Justicia, a no manejar las leyes a su antojo, ni modificar expedientes porque eso lleva a los ciudadanos a tomar justicia por sus propias manos.

Criticó el hacinamiento en la cárcel de La Victoria, tras señalar que vio recientemente un reportaje del recinto carcelario donde se encuentran recluidos ocho mil reos para un recinto con una capacidad de dos mil.

El obispo atribuyó el hacimiento del recinto carcelario a la injusticia de los continuos traslados y aplazamientos por parte de los tribunales del país.

Dijo que los hombres de la justicia tienen un gran deber con la democracia y también con los imputados más pobres a quienes muchas veces se condena por el tráfico de influencia.

“La justicia se fundamenta en la verdad,  y no es justo que se dicten sentencias alegres porque impiden el desarrollo de la democracia”, expresó el purpurado.

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