SACERDOTE CATÓLICO APRESADO POR NARCOTRÁFICO LE LLAMABAN “MONSEÑOR DE LA METANFETAMINA”
HARTFORD, Connecticut (8 Mayo 2015).- Un sacerdote
católico suspendido, bautizado por la prensa como “Monseñor Metanfetamina”, se
disculpó el jueves por haber dirigido una operación de distribución de
metanfetamina y haber decepcionado a veintenas de amigos y feligreses.
Poco después, monseñor Kevin Wallin fue sentenciado
a cinco años y medio de prisión, menos de los 10 años que enfrentaba como
posible pena máxima pero más de los cuatro años que buscaba.
“Desde el día en que me arrestaron jamás negué mi
culpabilidad”, afirmó Wallis, de 63 años, en un tribunal de Harford. “El día en
que fui arrestado fue muy bueno porque me sacó de esta situación”.
La fiscalía dijo que Wallis recibía metanfetamina en
el correo de abastecedores de California y la suministraba a un distribuidor en
Nueva York. También compró un comercio de videos para adultos y juguetes
sexuales llamado “Land of Oz & Dorothy’s Place”, al parecer para lavar el
dinero ilícito, agregó.
Wallin, que se declaró culpable de un cargo
relacionado con metanfetamina en 2013, ha estado preso por 28 meses, por lo que
debería permanecer en prisión otros tres años.
El juez Alfred Covello también le impuso la
posterior libertad supervisada por cinco años. Le advirtió a Wallin que “no
puede ignorar su decisión de infectar a su comunidad” con metanfetamina. “Para
usted, señor, este no es un día feliz”, le dijo.
Un siquiatra que trabaja con drogadictos, un colega
eclesiástico y varias personas pidieron clemencia al juez.
“Tratamos de juzgar sabia y justamente”, dijo
monseñor Andrew Varga, de Westport, al magistrado. “Sus debilidades humanas
obnubilaron su juicio. Le pedimos que juzgue sabia y justamente”.
El fiscal asistente admitió el servicio de Wallin
como sacerdote y su obra de caridad y admitió que “está genuinamente
arrepentido”. Pero agregó que Wallin, que trabajaba en Bridgeport y Danbury,
fue el “más culpable” como director de la operación.
“Convirtió su departamento en una guarida donde la
gente podía comprar y usar metanfetamina”, afirmó.
La defensora pública Kelly Barrett dijo que su
defendido “aportó todos sus esfuerzos para ayudar a otros” y pidió compasión
porque Wallin no tenía antecedentes delictivos y porque probablemente no
volverá a delinquir.
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