MIAMI (20 Julio 2015). Mayra Ríos no quería dejar su
natal Puerto Rico, pero el constante abuso que sufría su hijo autista en la
escuela y la falta de servicios disponibles para él fueron la gota que derramó
el vaso.
"Allá es casi imposible vivir", dijo en su
modesto departamento de dos recámaras en Orlando. "Por todos lados es un
golpe", agregó al quejarse del impuesto a las ventas y servicios del 11,5%
que los funcionarios recientemente impusieron para aliviar parte de la deuda de
70.000 millones de dólares.
Mientras Puerto Rico lucha con una deuda impagable y
una tasa de desempleo superior al 12%, la violencia en aumento y la economía
paralizada que ofrece poca oportunidad para desarrollarse, miles de sus
habitantes abandonan la isla para irse al centro de Florida.
Pero los tiempos han cambiado y los líderes de las
comunidades puertorriqueñas dicen que los recién llegados como Ríos suelen
tener dificultades para establecerse.
"Aquí es un reto porque es distinto, uno tiene
que adaptarse a todo, a las leyes, a las normas, al estilo de vida, al
idioma", dijo Ríos, que comentó que no habla inglés suficientemente bien
para obtener un trabajo con buen salario.
Los puertorriqueños, que son ciudadanos
estadounidenses, históricamente han migrado a Estados Unidos durante tiempos
económicos difíciles. Pero a diferencia de aquellos que fueron al noreste
durante la "gran migración" de la década de 1950, en décadas
recientes más puertorriqueños optan por el centro de Florida, de acuerdo al
Centro de Estudios Puertorriqueños de la Universidad City de Nueva York.
Edwin Meléndez, director del centro, dijo que la
crisis económica de Puerto Rico causa, "otra gran migración", y
Florida atrae a la mayoría de los migrantes por su clima cálido, cercanía con
Puerto Rico, oferta de empleo y gran comunidad puertorriqueña.
Pero mientras los líderes comunitarios del centro de
Florida dicen que la cantidad aumenta, están preocupados por reportes de recién
llegados que indican que luchan por obtener vivienda económica y terminan
viviendo en las calles o en hoteles.
"Nuestro condado no está preparado para tener
una migración masiva de gente que necesitará vivienda accesible", dijo
Nancy Sharifi, vocera del Departamento de Vivienda y Desarrollo Comunitario del
condado de Orange.
Ríos y sus dos hijos adolescentes se mudaron a
Orlando en febrero para unirse con su esposo, quien trabaja como jardinero y
gana 1.600 dólares al mes.
La familia de Ríos, por el momento desempleada, paga
1.200 dólares de renta por su departamento.
"Yo estoy en depresión", dijo Ríos.
"Estoy sola, uno llega aquí y está solo", pero comentó que
sobrevivirá cualquier obstáculo por el bien de sus dos hijos. "A los nenes
les gusta aquí. Yo vine por ellos", aseguró.
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