REVIVEN HISTÓRICA MANSIÓN QUE ALBERGARÁ LA EMBAJADA DE ACUABA EN WASHINGTON
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WASHINGTON (5 Julio 2015).- Cuba ultima este mes los
preparativos para la apertura de su nueva embajada en Washington, un elegante
edificio construido hace casi un siglo que ha resistido durante décadas a
intrigas políticas y dificultades económicas.
Los tres pisos de mansión de estilo francés,
erigidos en 1917 a menos de dos millas de la Casa Blanca, pasaron inadvertidos
durante años para muchos transeúntes en la histórica calle 16, dada la ausencia
de banderas o sellos oficiales que relacionaran a Cuba con ese edificio
flanqueado por otros inmuebles centenarios.
Solo los más curiosos reparaban en el cartel situado
en la verja, que identifica el edificio como la Sección de Intereses de Cuba y
deja clara su dependencia de la embajada en Washington de Suiza, el país que ejerció
como mediador entre los dos antiguos enemigos de la Guerra Fría durante años de
ausencia de relaciones diplomáticas.
En las últimas semanas, la Sección de Intereses ha
atraído más miradas mientras se engalanaba para convertirse en embajada, con un
camino de entrada recién pavimentado, una verja con pintura fresca, un nuevo
jardín y un mástil instalado hace menos de un mes, donde se izará la bandera
cubana el 20 de julio.
La ilusión que destila la misión contrasta con su
situación de hace un año, cuando la Sección de Intereses albergaba todo su
dinero en efectivo, confiando en no registrar ningún robo y prestaba servicios
consulares muy reducidos ante la negativa de decenas de bancos en Estados
Unidos a hacer negocios con el Gobierno cubano.
Cuba perdió en marzo de 2014 su relación financiera
con el banco M & T, y desde entonces estuvo más de un año sin encontrar una
nueva entidad para hacer sus operaciones en Estados Unidos, hasta que en mayo
pasado firmó un contrato con la entidad Stonegate de Florida.
Comparada con el inmueble gris de siete pisos que se
convertirá en embajada estadounidense en La Habana el día 20, la futura misión
cubana es un edificio pequeño, aunque su elegante fachada le confiere el aire
imponente de las grandes mansiones de Washington.
Quienes han cruzado su umbral alaban la enorme
escalera de mármol situada en el recibidor, que abre camino a dos pisos
coronados por una enorme cúpula de cristal con vidrieras.
En el primer piso está el bar Ernest Hemingway,
bautizado en honor al célebre escritor estadounidense que vivió en Cuba, y que
abre su barra únicamente para invitados selectos.
"Creemos que (Hemingway) forma parte de nuestra
historia cultural. Tuvo una amistad verdadera" con Fidel Castro, dijo el
jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington, José Cabañas, en una
reciente entrevista con la cadena de televisión ABC News.
La mansión comenzó a erigirse en 1916, cuando el
Gobierno cubano contrató a la firma local MacNeil & MacNeil para diseñar su
legación en Estados Unidos, un estatus inferior al de embajada que se aplicaba
cuando el jefe de la misión tenía rango de "ministro" y no de
embajador.
Un año más tarde, la diplomacia cubana se instaló en
la mansión de estilo neoclásico, una corriente poco habitual en Cuba que fue
elegida porque "pertenece a todo el mundo", según dijo entonces el
"ministro" jefe de misión, Carlos Manuel de Céspedes Quesada.
En 1923, el edificio fue elevado a categoría de
embajada y desde entonces acogió a varios presidentes cubanos de visita en
Estados Unidos, incluido Fidel Castro en abril de 1959.
La embajada cerró sus puertas en enero de 1961, tras
la ruptura de relaciones diplomáticas, y el edificio quedó vacío, aunque
protegido por el Gobierno de la entonces Checoslovaquia, elegido por Cuba para
representar sus intereses en el país norteamericano.
En 1977, Estados Unidos y Cuba llegaron a un acuerdo
para abrir secciones de intereses que les otorgarían una presencia diplomática
limitada en las respectivas capitales, y el Gobierno cubano reabrió la mansión
en la calle 16.
Desde entonces, el Gobierno suizo ha sido el
responsable técnico de la Sección cubana, cuya representación diplomática es
muy inferior a la de Estados Unidos en La Habana y tiene notables restricciones
de movimiento, que se suavizarán cuando se abran las embajadas.
Los siete jefes que ha tenido la Sección de
Intereses cubana en Washington han vivido momentos de tensión política, como la
llamada "crisis de los balseros" en 1994, la disputa en 1999 sobre el
destino del "balserito" cubano Elián González y el progresivo
recrudecimiento del embargo económico a la isla desde 1980.
La Sección cubana soportó incluso dos intentos de
atentado en su edificio en 1978 y 1979, que no causaron grandes daños y fueron
reivindicados por grupos anticastristas radicales.
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