NUEVA YORK (8 Marzo 2016).- La avenida Roosevelt, el epicentro de la
venta de documentos falsos en Nueva York, estaría siendo menos frecuentada por
inmigrantes en busca de un número de Seguro Social o una licencia de conducir.
Activistas afirman que el endurecimiento de las políticas de inmigración
estaría disminuyendo los ingresos del mercado negro, pero preocupa que la
obstrucción de DAPA y DACA avive la actividad en el llamado ‘Consulado de la
Roosevelt’.
El negocio de los documentos fraudulentos habría
sido más lucrativo hace dos décadas, cuando imperaba la necesidad de un
documento de identidad que validara la presencia de los inmigrantes en la
ciudad, según activistas y residentes. Pero el IDNYC y el uso cada vez más
frecuente del Individual Taxpayer Identification Number (ITIN) podrían estar
desplazando a los vendedores de documentos falsos.
“La introducción de IDNYC es un gran paso adelante
para los neoyorquinos”, dijo en un correo electrónico el asambleísta Francisco
Moya (D-Jackson Heights). “Debido a que los residentes ahora tienen acceso a
una identificación apropiada, son menos propensos a ser víctimas de estafas por
documentos falsos”.
El negocio no termina
Algunos comerciantes y residentes del área
coincidieron en que hace unas dos décadas, la avenida Roosevelt era una
‘hervidero’ de vendedores de documentos falsos en comparación con años
recientes, aunque el senador estatal José Peralta es menos optimista acerca de
las actividades del ‘Consulado de la Roosevelt’.
“Desafortunadamente, nosotros no hemos percibido una
disminución en el mercado negro de identificaciones falsas, sobre todo, en la
avenida Roosevelt y alrededores”, dijo Peralta en un correo electrónico.
“Aunque la identificación municipal es un paso adelante y ayuda a nuestros
inmigrantes, por ejemplo a la hora de firmar un contrato de alquiler o de
identificarse ante las autoridades, siguen acudiendo al mercado negro para
obtener licencias de conducir, tarjetas de seguridad social y pasaportes”.
Rigoberto (como se identificó), un vendedor de
documentos falsos que deambula en la avenida Roosevelt, dijo que la venta sigue
siendo buena, pero menos jugosa que en el pasado.
“La gente todavía nos busca, especialmente los
recién llegados. Indocumentados siempre habrán, por eso siempre estaremos
aquí”, aseguró.
El popular pregón ‘social, social’ todavía es común
en algunos puntos concurridos de la zona.
“Esto nunca se acabará. Si no es un Seguro Social
será una licencia de conducir. Siempre habrá alguien que quiera comprar”,
sostuvo Rigoberto, quien aseguró que lleva en el negocio unos 10 años. “Aunque
haya una amnistía, siempre habrá alguien que quiera un papel falso”.
Vicente Mayorga, organizador de Se Hace Camino Nueva
York (MRNY), comentó que, aunque la comercialización de documentos fraudulentos
es un problema difícil de erradicar, actualmente habría menos vendedores en las
calles de Jackson Heights y Corona.
Riesgo de la deportación
El activista explicó que los inmigrantes están más
consientes de los riesgos de portar un documento falso, especialmente a raíz
del endurecimiento de las políticas de inmigración. El robo de identidad es un
delito grave y quien lo comete podría ser candidato a la deportación, según las
prioridades del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE).
“En la década de 1990 era casi una regla para los
nuevos inmigrantes comprar un Seguro Social falso en las calles”, dijo Mayorga.
“Los inmigrantes tenían menos acceso a una identificación legitima y el uso del
ITIN no era tan generalizado, pero la situación ha cambiado en los últimos
años”.
Parte de las acciones de organizaciones como MRNY y
New Immigrant Community Empowerment (NICE) se centran en educar a sus miembros
acerca de los riesgos de comprar y portar documentos apócrifos.
“El anhelo de nuestra comunidad es tener un
documento legitimo y el IDNYC es lo que representa. Es un cárnet que reconoce
la Ciudad y que cuenta con los datos personales del inmigrante”, dijo Manuel
Castro, director ejecutivo de NICE. “Es un documento que otorga inclusión en
Nueva York y en Estados Unidos”.
El mexicano Víctor Centeno, de 46 años y un
jornalero miembro de NICE, comentó que en la avenida Roosevelt es fácil comprar
por $150 una tarjeta falsa de la Administración de Seguridad y Salud (OSHA),
pero los cursos gratis de la agencia lo disuadieron de adquirir un documento
fraudulento.
“No voy a gastar mi dinero por una tarjeta falsa de
OSHA cuando puedo tener una legítima y gratis”, comentó. “No pienso exponerme a
un arresto o a la deportación”.
Sin embargo, Centeno dijo que algunos empleadores
admiten la tarjeta falsa de OSHA, lo que promueve la venta de esos documentos
fraudulentos.
Los trabajadores están obligados a tomar cursos de
seguridad de OSHA para reducir los accidentes en el lugar de trabajo, pero en
los últimos años, las autoridades han notado un incremento de trabajadores que
optan por las tarjetas falsas.
“Estamos incrementando nuestros esfuerzos para
informar a los trabajadores acerca de las tarjetas falsas de OSHA”, dijo
Castro. “No es únicamente el riesgo de arresto. Se trata de la vida de los
trabajadores si no están adecuadamente entrenados”.
En octubre pasado, cinco trabajadores fueron
arrestados como parte de un operativo del Departamento de Edificios (DOB) y el
NYPD, entre otras agencias de la Ciudad.
Por ZAIRA CORTÉS/El Diario La Prensa
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