WASHINGTON (14 Enero 2017).- El demócrata Barack Obama, el primer presidente
negro de EE.UU., culminará en solo una semana, el 20 de enero, sus ocho años de
mandato, marcados por la ausencia de escándalos y un legado controvertido que
en su mayoría quiere desmantelar su sucesor, el republicano Donald Trump.
Obama promulgó una compleja reforma sanitaria en
2010, su mayor logro en materia legislativa, y ha defendido como progresos en
el ámbito internacional para los "intereses" de EE.UU. los
acercamientos a Cuba e Irán.
Además, como él mismo dijo en una entrevista con la
cadena CBS de la que se adelantaron hoy algunos extractos, aunque no ha podido
cambiar del todo Washington, sí cree que ha transformado "algunas
cosas" que estaban bajo su "control directo", como ser el primer
Gobierno "en la historia moderna que no ha tenido un gran escándalo en la
Casa Blanca".
No obstante, Obama no ha podido poner fin, como
prometió, a las guerras en Irak y Afganistán, donde EE.UU. sigue teniendo
tropas para luchar contra los insurgentes, tampoco ha logrado cerrar la cárcel
de Guantánamo y se va entre acusaciones de que no hizo lo suficiente por tratar
de resolver el conflicto en Siria.
Obama tenía puestas sus esperanzas en la excandidata
demócrata a la Casa Blanca y su ex secretaria de Estado, Hillary Clinton, para
dar continuidad a sus políticas durante los próximos cuatro años, pero le
sorprendió y descolocó, como a casi todos, la victoria de Trump en las
elecciones de noviembre.
Y Trump ha prometido tomar acciones desde su
"primer día" en el Despacho Oval contra la reforma sanitaria de
Obama, conocida popularmente como Obamacare y que ha permitido acceder a
cobertura médica a unos 22 millones de estadounidenses.
Esta misma semana, el Senado aprobó una resolución
pensada como un primer paso para revocar la reforma sanitaria, que dio luz
verde a varios comités del Congreso, cuyas dos cámaras controlan los
republicanos, para que empiecen a preparar la legislación para desmantelarla.
Por su parte, el presidente de la Cámara de
Representantes, el republicano Paul Ryan, detalló que "algunos de los
siguientes pasos serán dados por el Congreso" y otros por el Gobierno de
Trump, por lo que "será un proceso bien pensado".
El propio Trump aseguró este miércoles, durante su
primera rueda de prensa como presidente electo, que la derogación y reemplazo
de Obamacare ocurrirá casi simultáneamente.
Obama también se marcha sin ninguna certeza sobre la
suerte que correrán sus dos éxitos más notables en política exterior: el pacto
nuclear con Irán y el restablecimiento de las relaciones con Cuba.
El acuerdo con Irán ya tenía desde que se firmó en
2015 muchos enemigos en el Congreso de EE.UU. y ahora Trump ha dicho que lo
quiere "romper" o al menos renegociar aunque, fiel a su estilo, sin
dar detalles de cómo lo hará.
Sin embargo, el elegido por Trump para encabezar el
Departamento de Defensa, el general retirado James Mattis, ha mostrado esta
semana durante su audiencia de confirmación en el Congreso su apoyo al pacto
nuclear con Teherán.
Sobre Cuba, el presidente electo sí ha sido mucho
más explícito y, a raíz de la muerte del expresidente Fidel Castro, amenazó con
poner fin al acercamiento con la isla si el Gobierno que encabeza Raúl Castro
no está dispuesto a sellar "un acuerdo mejor".
El portavoz de Obama, Josh Earnest, reconoció hoy en
su rueda de prensa diaria que, cuando Trump llegue al poder, "podrá
ejercer toda la autoridad ejecutiva de la Presidencia", pero aseguró que
hay "motivos convincentes para seguir normalizando las relaciones"
con Cuba.
Para terminar de amarrar esa normalización con Cuba,
Obama anunció este jueves el fin de una política ejecutiva adoptada en 1995 que
devolvía a la isla a los cubanos indocumentados que interceptaba en el mar
("pies mojados"), pero admitía a los que lograban tocar tierra
("pies secos"), quienes podían solicitar la residencia permanente un
año después de su llegada.
Por otro lado, en el último gran discurso de su
Presidencia, pronunciado el martes desde Chicago, Obama presumió de que ninguna
organización terrorista extranjera ha logrado ejecutar un atentado en el país
en sus ocho años en la Casa Blanca, y aseguró que el grupo yihadista Estado
Islámico (EI) "será destruido".
Esa tarea ya le corresponderá al Gobierno de Trump,
quien también ha prometido la destrucción del EI pero sin dar detalles de cuál
será su estrategia.
Consciente de que Trump está menos preparado que
otros presidentes electos para ocupar el cargo, dada su falta de experiencia
política, Obama ha adoptado desde los comicios un tono conciliador y ha pedido
a los ciudadanos, de EE.UU. y del resto del mundo, que den una oportunidad al
que será su sucesor.
Y como dijo el martes desde Chicago, también quiere
pasar el testigo del "cambio" que le llevó a la Casa Blanca a todos
los ciudadanos, a quienes pidió ser "guardianes" de la democracia y
no darla por sentada en un emotivo y optimista discurso de despedida que cerró
con su famoso lema "Sí, se puede".
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