DONALD TRUMP RESPONDE A LAS AMENAZAS NUCLEARES DE KIM JONG UN: “¡NO SUCEDERÁN!”
WASHINGTON (3 Enero 2017).- El presidente electo de EE.UU., Donald Trump,
contestó hoy a las amenazas de Corea del Norte en la red social Twitter y
aseguró que el régimen norcoreano no desarrollará un arma nuclear que pueda
poner en peligro la seguridad de Estados Unidos.
Trump reaccionó así al discurso de Año Nuevo que dio
ayer el líder norcoreano, Kim Jong Un, quien anunció que Corea del Norte ultima
los preparativos para lanzar otro proyectil balístico intercontinental, lo que
subraya una vez más la apuesta de Corea del Norte por su programa nuclear y de
misiles.
"Corea del Norte acaba de afirmar que está en
la etapa final para desarrollar un arma nuclear capaz de llegar a zonas de
Estados Unidos. ¡No va a suceder!", aseguró el magnate en Twitter.
Unos minutos más tarde, Trump lanzó otro mensaje en
Twitter para cargar contra China por su apoyo a Corea del Norte y por su
política comercial y monetaria, ya que el millonario neoyorquino considera que
la devaluación del yuan por las autoridades chinas es "devastadora"
para la economía estadounidense.
"China ha estado tomando enormes cantidades de
dinero y riqueza de Estados Unidos (..), pero no ayudará con Corea del Norte.
¡Qué bonito!", reprochó Trump.
Durante la campaña, Trump llamó a Kim
"maníaco", aunque no aclaró si esa descripción era del todo negativa
porque, acto seguido, dijo que había que dar "crédito" al líder
norcoreano.
El hermético país estalinista ha lanzado
anteriormente en seis ocasiones misiles balísticos intercontinentales, que
asegura que emplea para poner en órbita satélites de observación.
No obstante, los ensayos norcoreanos se enmarcan en
su meta de lograr proyectiles precisos y con alcance lejano y armas nucleares
lo suficientemente pequeñas para equiparlas sobre los mismos.
En caso de lograr este objetivo -que se antoja cada
vez más cercano, según los expertos- Corea del Norte tendría armamento atómico
para alcanzar territorio estadounidense y podría emplearlo como elemento
disuasorio para asegurar la supervivencia del régimen.
Durante décadas, uno de los desencadenantes del
malestar de Pyongyang han sido los ejercicios militares conjuntos que Corea del
Sur y EE.UU. llevan a cabo anualmente, varios como herencia de la Guerra de
Corea (1950-53), que finalizó con un armisticio nunca reemplazado por un
tratado de paz definitivo.
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