UN JUEZ SUSPENDE LA ORDEN DEL PRESIDENTE TRUMP DE DEPORTAR A LOS MUSULMANES

NUEVA YORK (29 Enero 2017).- Además de hacer un brindis al sol, la mayoría de órdenes ejecutivas firmadas por Trump no son más que papel para alimentar a sus palmeros. Un juez de Brooklyn ha dejado sin efecto la prohibición de que los inmigrantes musulmanes de siete países no puedan acceder al país.

La orden judicial afectó a unos 200 ciudadanos retenidos en diversos aeropuertos de Estados Unidos desde la noche del viernes, cuando Trump firmó la orden discriminatoria por la condición religiosa. El Departamento de Seguridad Nacional ha asegurado que acata la resolución judicial y no deportará a los ciudadanos de los siete países afectados que ya estaban de viaje, pero esto no significa que retiren la orden ejecutiva.

El juez decretó, la noche del sábado, la liberación de todos aquellos que habían llegado y que contaban con visados. Los activistas, movilizados en masa en numerosos aeropuertos del país, celebraron como una gran victoria la resolución judicial.

Trump, que confunde el mando en una empresa privada con la gestión pública de un organismo democrático, descubrió de pronto que no puede hacer lo que le dé la gana. Que hacer de Putin en Estados Unidos no es tan fácil ni sale gratis.

Miles de ciudadanos festejaron la decisión del juzgado neoyorquino. Todo empezó cuando de madrugada se supo que en el aeropuerto JFK neoyorquino habían detenido a dos iraquíes que disponían de visado y que la firma de la orden de Trump les había cogido en pleno vuelo. Uno de los afectados había trabajado diez años con las tropas estadounidenses en Irak y había recibido amenazas de muerte por colaborar con las tropas de ocupación.

La resolución judicial que revoca la orden presidencial, no deja de ir en línea con lo que el vicepresidente Mike Pence dijo el pasado 8 de diciembre. Entonces sostuvo que prohibir la entrada de personas por se musulmanes en algo “vergonzoso e inconstitucional”. Por lo visto, esto mismo piensa la justicia.

Por FRANCESC PEIRÓN/LaVanguardia.com