PARÍS, Francia (8 Mayo 2017).- El nuevo presidente
de Francia, el centrista proeuropeo Emmanuel Macron, hereda un país fracturado.
El 50% de los votantes se decantó por partidos situados en los extremos del
arco político contrarios a Europa, la globalización y las ‘élites’ durante la
primera vuelta de las elecciones del pasado 23 de abril.
“Su primer asunto será obtener una mayoría en las
elecciones legislativas del 11 y el 18 de junio que le den un apoyo suficiente
para llevar a cabo las reformas”, destaca Stephane Rozès, presidente de la
consultora CAP (Consejos, Análisis y Perspectivas).
El análisis de los votos, un 66,1% frente al 33,9%
de Marine Le Pen con la totalidad del voto escrutado, muestra también una
Francia divida en dos, entre zonas urbanas, muy favorecidas y reformadas, y
zonas más desfavorecidas -periféricas, las llaman los sociólogos- que son
masivamente favorables a la extrema derecha.
Elegido con más del 66% de los votos, Emmanuel
Macron sabe que muchos lo han apoyado para bloquear el camino a la extrema
derecha. Estos votos llamados de “eliminación” y no de “convicción” no aseguran
la elección para las elecciones legislativas de junio.
Según Stephane Rozès, la división Macron/Le Pen
-“una división identitaria, nacional, existencial y no la habitual entre
izquierda y derecha”- podría prolongarse en las elecciones legislativas.
Macron promete superar los partidos tradicionales,
tanto de derecha como de izquierda, para crear una nueva mayoría en el centro
político en las legislativas de junio. El que dice querer llevar a cabo una
renovación política deberá traducir su resultado presidencial en escaños en la
Asamblea Nacional con su joven movimiento ¡En Marcha!, creado en 2016.
Macron está convencido de que los franceses sabrán
darle de nuevo su confianza en las urnas gracias a la dinámica de la
presidencia. Pero la derecha conservadora da por hecho que se levantará tras el
hiriente fracaso de su candidato François Fillon en la primera vuelta de las
presidenciales -20,01% en el contexto del caso de los empleos ficticios de su
mujer- y le impondrá la cohabitación.
A la izquierda del arco político, el Partido
Socialista está hecho migajas mientras que el candidato de la izquierda
radical, Jean-Luc Melenchon, permanece agazapado, fortalecido por su resultado
en la primera vuelta de las presidenciales (19,6%).
Como sus antecesores, el nuevo presidente será
juzgado bajo la perspectiva del empleo, en un país lastrado por un paro
endémico: un 10% frente al 3,9% de Alemania y al 8% de media de los 28 países
de la Unión Europea.
“Somos el último gran país de la Unión Europea que
no ha conseguido resolver el paro masivo”, ha martilleado durante la campaña el
que fuera ministro de Economía en los primeros años de la presidencia de
François Hollande.
Macron quiere reformar a marchas forzadas el mercado
laboral, a partir del verano, con mandatos, un procedimiento expeditivo que
permite aprobar un texto legislativo sin que medien debates parlamentarios, lo
que podría suscitar protestas sociales.
Cuenta el nuevo inquilino del Eliseo con una vuelta
al pleno empleo, con un 7% de paro al final de su mandato de cinco años. Para
ello tiene previsto aplicar medidas liberales como la reducción de las cargas a
las empresas y la flexibilización de las normas que regulan el tiempo de
trabajo.
El 20 de abril en París, el plena campaña electoral,
el atentado de los Campos Elíseos que costó la vida a un policía recordó que
Francia vivía bajo la amenaza yihadista. Los atentados perpetrados en nombre
del Estado Islámico (EI) han provocado 239 muertos desde enero de 2015 en suelo
francés.
“EI no esconde su voluntad de hacer explotar en
pedazos la cohesión nacional exacerbando las tensiones entre los musulmanes y
el resto de la población”, revela Marc Hecker, experto del Instituto Francés de
Relaciones Internacionales (IFRI).
A pesar de que EI parece cada vez más arrinconado,
“la amenaza terrorista va a seguir siendo elevada a lo largo de los próximos
años”, anticipa Hecker destacando el desafío lanzado por los franceses que han
partido por centenares a hacer la yihad en Siria e Irak y su posible retorno a
Francia.
Sin experiencia en temas de soberanía, Emmanuel
Macron deberá también asumir plenamente su papel de Jefe del Ejército. Del
Sahel a Oriente Medio, el compromiso militar francés continuará bajo su actual
forma, según el general Jean Paul Palomeros, uno de los consejeros del nuevo
presidente.
Emmanuel Macron quiere también reforzar las fronteras
exteriores de la Unión Europea y aboga por un aumento masivo de los efectivos
de la agencia europea Frontex, entre 1.000 y 5.000 efectivos. Quiere además
“desarrollar la Europa de la defensa”.
El presidente electo promete recuperar el motor
franco-alemán, condición previa según Macron a cualquier reactivación de una
Unión Europea sacudida por el impacto provocado por el Brexit y la crisis de
los refugiados.
Tiene previsto Macron realizar un tour por las
capitales europeas con el objetivo de proponer una “hoja de ruta a cinco años
para dotar a la Eurozona de un verdadero presupuesto y promover una verdadera
Europa de los 27 en medio ambiente, industria y gestión de las migraciones”.
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