HACE 58 AÑOS AL DICTADOR LADRÓN Y ASESINO RAFAEL LEONIDAS TRUJILLO MOLINA LE DIERON SU MERECIDO


SAN CRISTÓBAL, República Dominicana (30 Mayo 2019).- República Dominicana conmemora, este 30 de mayo, 58 años de la muerte del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien durante más de 31 años asesinó, saqueó y humilló al pueblo dominicano.

La principal actividad fue en el lugar donde fue abatido el dictador bajo la organización de la Fundación Héroes del 30 de Mayo.

La Era de Trujillo (1930-1961), como han bautizado los simpatizantes del tirano, o la dictadura, como lo nombran los liberales y opositores al régimen despótico, es considerada por muchos como uno de los regímenes más sangrientos de América Latina.

El primero y uno de los más crueles asesinatos políticos ordenados por Trujillo fue el de Virgilio Martínez Reyna, poeta y educador, junto a su esposa Altagracia Almánzar, embarazada, los cuales fueron muertos a machetazos y balazos.

La conmemoración se produce en momentos en que la figura y el régimen de Trujillo siguen siendo temas de amplia discusión y análisis por parte de historiadores, sociólogos, políticos y entidades dominicanas de diversa índole.

Trujillo asumió el poder en 1930 a través de un golpe de Estado que encabezó solapadamente contra el Gobierno del general Horacio Vásquez, a quien servía como jefe del Ejército, tras lo cual inició un rápido proceso de aniquilación de líderes nacionales armados.

Entrenado en las lides militares sirviendo al gobierno de ocupación durante la invasión de Estados Unidos (1916-1924), el nuevo hombre fuerte comenzó paralelamente un amplio programa de construcción de obras públicas que dinamizó la economía y asumió un discurso en el que destacaba un eslogan que hizo recorrer todo el país: «Mis mejores amigos son los hombres de trabajo».

Reprimió, persiguió y asesinó a todos los líderes de la oposición, hasta eliminar todos los partidos de oposición. Los sobrevivientes se vieron obligados a escapar al exilio.

El primero y uno de los más crueles asesinatos políiticos ordenados por Trujillo fue el de Virgilio Martínez Reyna, poeta y educador, junto a su esposa Altagracia Almánzar, embarazada, los cuales fueron muertos a machetazos y balazos en una casa de descanso en San José de las Matas, municipio de Santiago.

Al momento de ser asesinado, Martínez Reina era un hombre enfermo y retirado de la actividad política y de la vida pública en general, lo que demuestra la brutalidad y el salvajismo de Trujillo.

El dictador Trujillo, una vez eliminada toda oposición formal y legal, se dedicó a construir su maquinaria de control y sustento político alrededor del Partido Dominicano, único legalizado en la nación, al tiempo que se agenciaba la colaboración de varios de los más destacados intelectuales, e iniciaba la construcción de un emporio de empresas de todo tipo que empezaron a engrosar sus cuentas personales.

Trujillo creó también el Servicio de Inteligencia Militar (SIM), un temible cuerpo de represión y persecución que mantenía un control prácticamente absoluto sobre los ciudadanos, a través de un efectivo sistema de soplones que hacía a los vecinos sospechar hasta de su sombra.

El grado de poder que acumuló alcanzó niveles tales que al final de su régimen se atrevió a financiar el atentado que casi cuesta la vida a uno de sus más fuertes críticos a nivel internacional, el expresidente de Venezuela Rómulo Betancourt.

En 1937 ordenó una matanza indiscriminada contra todos los haitianos residentes en República Dominciana. Un episodio que se conoce como «El corte», en el que miles de haitianos fueron friamente asesinados a machetazos, balazos o en la horca, sin ninguna justificación.

Sus críticos dicen que Trujillo, que querían aparentar de raza blanca “pura”, se avergonzaba de su origen haitiano por parte de su madre Julia Molina Chevalier. El apellido Chevalier, de origen haitiano, fue transformado por los alabarderos del tirano en un supuesto «origen noble francés».

Asimismo, el dictador solía maquillarse para “blanquear” su rostro.

Los acontecimientos en torno a la muerte de Trujillo han sido recreados por varios autores quienes coinciden en que circunstancias no previstas por los conjurados dieron al traste con la segunda parte del plan que era la toma del poder, lo que permitió al régimen iniciar una implacable persecución contra los autores del tiranicidio.

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