QUINCE AÑOS DE LA MUERTE DEL EXPRESIDENTE RONALD REAGAN
WASHINGTON
(5 Junio 2019).- Ronald Reagan, el presidente estadounidense que más marcó a su
país y al mundo desde John F. Kennedy, murió en fecha como la de hoy, del 1984
en su casa de Los Ángeles a los 93 años, rodeado de su familia.
Desde hace
diez años, Reagan -el presidente número 40º de EE UU, en la Casa Blanca de 1981
a 1988- estaba enfermo de Alzheimer.
Horas antes
de su muerte, se supo que su salud se había deteriorado, y decenas de cámaras
se apostaron frente al domicilio familiar de Los Ángeles. La Casa Blanca puso a
media asta la bandera y el presidente George W. Bush, desde Francia, dijo en
ese entonces: "Hoy es un día triste para América".
En su
mensaje desde París, Bush dijo que Reagan "deja detrás la nación que
restauró y el mundo que ayudó a salvar". El ex presidente Gerald Ford, en
un comunicado, dijo que Reagan fue "un excelente líder durante tiempos de
desafío en casa y en el exterior". Y Clinton dijo que siempre recordará a
Reagan por "la manera en la que personificó el optimismo indomable de los
americanos y por mantener a EE UU en la vanguardia de la lucha por la
libertad".
"Mi
familia y yo queremos hacer saber al mundo que el presidente Ronald Reagan ha
fallecido a la edad de 93 años, después de haber sufrido desde hace 10 años de
Alzheimer. Agradecemos las plegarias de todos", dijo Nancy Reagan, su
viuda, en un comunicado. La muerte se produjo de madrugada por neumonía, según
la portavoz familiar, que dijo que en ese momento estaban en la casa su mujer y
sus hijos Ronn y Patti, y que Michael llegó algo más tarde. Con ellos, pero ya
sin enterarse, celebró Reagan su último cumpleaños, en febrero. Nunca supo,
tampoco, de la muerte de su hija Maureen.
Reagan no
había aparecido en público desde el 5 de noviembre de 1994, cuando escribió una
carta que conmovió a la nación entera y en la que decía: "Comienzo ahora
una travesía que me llevará al ocaso de la vida. Sé que para América siempre
habrá un amanecer brillante en el futuro". Los primeros síntomas, escribe
Peggy Noonan en su biografía de Reagan, surgieron en 1992. En 1993 le fue
diagnosticada la enfermedad. Él escribió personalmente la nota de despedida.
Reagan, que vivió más años que ningún otro presidente de EE UU, iba a ser
llevado anoche a la biblioteca que lleva su nombre en Simi Valley, a 30
kilómetros de Los Ángeles, para después volar a Washington. En la capital, sus
restos se expondrán en el Capitolio y habrá un funeral en la catedral. Será
enterrado en Simi Valley.
Nada más
conocerse la noticia, hubo un torrente de reacciones de simpatía hacia el
hombre que lanzó una revolución conservadora cultural política y económica.
Reagan supuso la regeneración de los republicanos después de la destitución de
Richard Nixon, pero, además, fue el primer republicano que culminó mandato en
30 años. Con una filosofía sencilla -aligerar la Administración, reducir impuestos,
reforzar el Ejército- Reagan lanzó a EE UU a la carrera de armamentos, duplicó
la deuda nacional y dejó una pesada herencia económica. Pero la mayoría de sus
compatriotas siempre le vieron como el hombre que les anunció que "había
vuelto a amanecer en América" después de la catástrofe de Vietnam, de la
crisis de los rehenes en Irán -que destrozó la presidencia de Jimmy Carter- y
de la vergüenza colectiva del caso Watergate.
Reagan
devolvió a EE UU la confianza en la Casa Blanca. Su optimismo era contagioso e
hizo sentirse mejor a la sociedad. Sus dotes de comunicación compensaron su
ligera carga política e intelectual y todavía es recordado como el líder que
combatió y venció "al imperio del mal", como denominó a la Unión
Soviética. A pesar de que su segundo mandato estuvo salpicado por el escándalo
de la venta de armas a Irán y del traspaso de los beneficios a la guerrilla
antisandinista, consiguió librarse del castigo político y se retiró de la Casa
Blanca con una enorme popularidad. En palabras del senador demócrata Charles
Schumer, "se podía estar de acuerdo o no con Reagan, pero nadie puede
negar que era honrado, que peleó por aquello en lo que creía y que tuvo el
valor de mantener sus convicciones. Será recordado como uno de nuestros mejores
presidentes".
Reagan nació
el 6 de febrero de 1911 en Tampico (Illinois). Su pade era un vendedor de
calzado alcohólico. Estudio Economía y Sociología y trabajó como comentarista
deportivo en una emisora de radio en Iowa antes de probar suerte en Hollywood. Allí
hizo medio centenar de películas, prácticamente todas olvidables, incluida la
más conocida y que le dio el mote que le acompañó toda su vida, The Gipper, en
la que representaba a un célebre jugador de fútbol americano del equipo de
Notre Dame.
Desde la
pantalla probó la política en 1947, cuando fue elegido presidente de la
asociación de actores. Hasta 1962 estuvo afiliado al Partido Demócrata, pero su
entrada en la vida pública la hizo como gobernador republicano de California en
1966. Ganó esa elección y la siguiente, en 1970. En 1976 disputó a Gerald Ford
la nominación presidencial; la perdió por poco, y Ford perdió después ante el
demócrata Jimmy Carter. Cuatro años después consiguió la nominación y arrolló a
Carter: Reagan ganó en 43 de los 50 Estados en las elecciones de noviembre de
1980.
Dos meses
después de haber asumido la presidencia, Reagan sufrió un atentado frente al
hotel Hilton de Washington, del que resultó herido. El agresor, John Hinckley,
fue internado después en un psiquiátrico.
Ronald
Reagan tenía dos hijos -uno, adoptado- de su primer matrimonio con Jane Wyman,
de la que se divorció cuando aún era un actor. Se casó de nuevo en 1952 con
Nancy, también actriz, con la que tuvo tres hijos. Nancy Reagan sorprendió a
los estadounidenses hace un mes cuando habló junto a celebridades de Hollywood
a favor de la investigación con células madre para tratar de aliviar el
Alzheimer o el Parkinson. "Ronnie está en un lugar distante al que yo no
puedo llegar", dijo entonces, y añadió, enmendando la plana a la política
del Gobierno de Bush: "La ciencia nos ofrece una esperanza que puede
proporcionar a los científicos muchas de las respuestas que han estado fuera de
su alcance. Hemos perdido ya mucho tiempo. No puedo soportar que se pierda más.
Por eso, estoy decidida a hacer lo posible para salvar a otras familias de este
dolor".
Por JOSÉ
MANUEL CALVO ROY/El País
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