LA UNIÓN EUROPEA CIERRA FRONTERAS A ESTADOUNIDENSES, RUSOS Y BRASILEÑOS

BÉLGICA (25 Junio 2020).- Ni norteamericanos, ni rusos, ni brasileños
. Los ciudadanos de estos países no podrán entrar en la Unión Europea cuando la próxima semana reabra gradualmente sus fronteras externas, selladas por el coronavirus desde del 16 de marzo. La decisión no está tomada, pero en los trabajos en marcha para elaborar una lista común de países a los que se abrirán las fronteras el 1 de julio, estos tres gigantes son algunos de los que, de momento, quedan fuera.

Hay varias listas encima de la mesa, desde una más amplia que engloba a una cuarentena de países a los que se permitiría el acceso hasta otra más reducida de solo 16. Los embajadores las debatieron ayer sin llegar a un acuerdo, posponiendo la decisión al viernes. Hay que compaginar criterios de salud pública, que son la base, con la presión del sector turístico y con la diversidad de intereses de cada uno de los 27

.Los trabajos se basan en tres criterios básicos para determinar qué países cumplen las garantías suficientes para abrirle las fronteras europeas. El esencial es la situación sanitaria, que viene complementado por la capacidad de aplicar medidas de contención y por la reciprocidad que apliquen estos países. Respecto a la situación epidemiológica, la UE parte de los datos que le ofrece la Agencia Europea de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) para establecer un umbral de 16 contagios por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Se empezó a trabajar con una horquilla de entre 16 y 20 casos, pero se está forjando un acuerdo hacia el extremo más exigente.

Los países terceros se evaluarán en función de este criterio, complementado con sus capacidades para realizar tests, trazar y tratar los brotes. La ECDC solo puede basarse en los datos oficiales que ofrecen los países, pero su calidad no está garantizada. Un punto central de debate de la reunión de ayer fue la fiabilidad de los datos que se manejan.

Otro elemento que se juzga es la reciprocidad del país tercero en cuestión, y este dato es el que puede dejar fuera a China que, aunque cumple con los criterios de salud, tiene cerradas las fronteras a todos los europeos. Es una de las dudas que sigue encima de la mesa. También podría ser el caso de Nueva Zelanda y Australia, países que han escapado relativamente intactos de la pandemia, pero que también tienen su frontera cerrada a los pasajeros procedentes de la UE, aunque en este caso cuentan con más abogados en su favor.

Según estos criterios, se mantendrá el veto a la entrada de ciudadanos procedentes de EE.UU., por muy políticamente sensible que sea la decisión. Epidemiológicamente, no hay cómo justificar su inclusión y, además, en Bruselas se recuerda que fue la Administración Trump la primera que, de forma unilateral y sin ni siquiera aviso previo, cerró sus fronteras a los europeos en marzo. Dos días después, la UE cerraba la entrada a su territorio a todos los pasajeros procedentes del exterior con la excepción de diplomáticos, médicos y especialistas en pandemia, así como nacionales y residentes en la UE. Desde entonces, Europa ha mantenido su frontera cerrada, y ahora ha empezado la apertura gradual. Entre el 15 y el 23 de junio, la gran mayoría de países de la zona Schengen levantaron sus barreras internas y el 1 de julio toca abrir las exteriores.

Esto es lo que obliga a, o como mínimo recomienda, llevar a cabo una actuación conjunta de la Unión Europea, porque con el espacio Schengen abierto la entrada en la mayoría de países permite una libre circulación interna.


Además de Estados Unidos, Rusia y Brasil, se quedarán probablemente fuera de la lista blanca Irán, Arabia Saudí, Afganistán, Sudáfrica, México y gran parte de Sudamérica. España intenta añadir a Paraguay, Uruguay y Cuba en la lista de países admitidos. Respecto al norte de África, se da por hecho que la buena situación epidemiológica permitirá reabrir la frontera con Marruecos, Túnez y Argelia. También entrarán países de los Balcanes como Serbia y Montenegro. Por otra parte, el caso de Turquía está en discusión.



Por JAUME MASDEU/La Vanguardia

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