LOS DEMÓCRATAS GANAN VIRTUALMENTE LOS DOS ESCAÑOS DE GEORGIA Y RECUPERARÍAN EL SENADO
NUEVA YORK (6 Enero 2021).- Trump tóxico. Trump destructivo. Trump maníaco. Trump culpable. Todos estos y más fueron los calificativos que los comentaristas han dedicado al presidente de Estados Unidos este miércoles, tras la aparente derrota en Georgia de los dos senadores republicanos, Kelly Loeffler y David Perdue, que le juraron lealtad.
El reverendo Raphael Warnock, negro de 51 años, y Jon
Ossoff, judío de 33, han logrado la victoria en las dos elecciones especiales
que se celebraron el martes.
Los dos contendientes conservadores, siguiendo a su
referente en la Casa Blanca, no les han concedido la victoria.
El logro de Warnock y Ossoff no es un mérito
cualquiera para dos advenedizos en la carrera política. Sus dos escaños
significan que los demócratas suman 50 senadores, los mismos que tendrán los
republicanos, pero dispondrán del voto de desempate, ya que a la próxima
vicepresidenta, Kamala Harris, le corresponde la presidencia del Senado.
El conservador Mitch McConnell, que cederá el testigo
de jefe de la mayoría al progresista Chuck Schumer, perderá su capacidad para
limitar las maniobras del gobierno Biden.
Sin quitar mérito al trabajo de Warnock y Ossoff, hubo
una coincidencia general respecto a un protagonista que no estaba en las
papeletas, aunque su sombra se proyectó en las urnas.
“El presidente Donald Trump es culpable al 100% de la
derrota de los dos senadores republicanos”, afirmó Gabriel Sterling, también
republicano y responsable del sistema electoral en Georgia, del que ha
defendido su buen funcionamiento. “Cuando le dices a la gente que tu voto no
cuenta, que te lo roban y la gente se lo empieza a creer, provocas una guerra civil
en el Partido Republicano en lugar de unificarlo. Es todo lo que ha hecho desde
el 3 de noviembre”, reiteró.
La negativa de Trump a aceptar su derrota, entre otros
estados en Georgia, no ha hecho más que desanimar a los conservadores. Tanto
Loeffler como Perdue se alinearon con el presidente en el descrédito del
sistema electoral y se mostraron a favor de no certificar este miércoles la
victoria de Joe Biden.
Estas dos elecciones eran una segunda vuelta, porque
ningún candidato había logrado el 50% de los votos como requiere el estado.
Hace dos meses, Perdue obtuvo 88.000 votos de ventaja frente a Ossoff. Ahora el
resultado ha sido el opuesto.
El efecto Trump resulta demoledor para los
republicanos. En cuatro años, el partido que él representa ha perdido la Casa
Blanca, la Cámara de Representantes y ahora el Senado. Hacía diez años que los
demócratas no disponían del control del ejecutivo y del legislativo.
Tampoco Mitch McConnell sale bien parado. Durante
semanas se negó a reconocer que Biden era el presidente electo, para no enfadar
a Trump y que éste no causara un destrozo de cara a estas elecciones en
Georgia. McConnell sabía lo que se jugaba, pero calculó mal. En lugar de
apaciguar al presidente humillado, no hizo más que incentivar la demolición
electoral sistemática desencadenada por Trump.
El control del Senado le permitirá a Biden confirmar a
los miembros de su gobierno, a los jueces, o a aprobar los proyectos
presupuestarios, siempre que los demócratas mantengan la cohesión. Esta
circunstancia le abre la puerta a desarrollar su agenda económica progresista:
cheques por los daños de la pandemia, reducir costes médicos, expandir la
sanidad gratuita o poner en marcha su programa contra el cambio climático que
tanto han despreciado Trump y sus aliados.
Por FRANCESC
PEIRON/La Vanguardia
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