CONSAGRARÁ EL PAPA FRANCISCO EL 25 DE MARZO A RUSIA Y UCRANIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
CIUDAD DEL VATICANO (23 Marzo 2022).- "El viernes 25 de marzo, durante la Celebración de la Penitencia que presidirá a las 17 horas en la Basílica de San Pedro -comunica el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni-, el Papa Francisco consagrará a Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María.
El mismo acto, el mismo día, será realizado en Fátima por el cardenal Krajewski, limosnero pontificio, como enviado del Papa".
"El viernes 25 de marzo, durante la Celebración
de la Penitencia que presidirá a las 17 horas en la Basílica de San Pedro, el
Papa Francisco consagrará a Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María. El
mismo acto, el mismo día, será realizado en Fátima por el cardenal Konrad
Krajewski, limosnero pontificio, como enviado del Santo Padre". Así lo
anunció el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.
Para la consagración se eligió el día de la fiesta de la Anunciación del Señor.
En la aparición del 13 de julio de 1917 en Fátima,
Nuestra Señora pidió la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón,
afirmando que, si no se concedía esta petición, Rusia extendería "sus
errores por todo el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la
Iglesia". "Los buenos -añadió- serán martirizados, el Santo Padre
tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán destruidas". Después de las
apariciones de Fátima hubo varios actos de consagración al Corazón Inmaculado
de María: Pío XII, el 31 de octubre de 1942, consagró el mundo entero y el 7 de
julio de 1952 consagró los pueblos de Rusia al Corazón Inmaculado de María en
la Carta Apostólica Sacro vergente anno:
"Así como hace unos años consagramos el mundo
entero al Corazón Inmaculado de la Virgen Madre de Dios, ahora, de manera muy
especial, consagramos todos los pueblos de Rusia al mismo Corazón
Inmaculado".
El 21 de noviembre de 1964, Pablo VI renovó la
consagración de Rusia al Corazón Inmaculado en presencia de los Padres del
Concilio Vaticano II. El Papa Juan Pablo II compuso una oración para lo que
llamó un "Acto de Encomienda" que se celebraría en la Basílica de
Santa María la Mayor el 7 de junio de 1981, solemnidad de Pentecostés. Este es
el texto:
Madre de los hombres y de los pueblos, Tú conoces
todos sus sufrimientos y sus esperanzas, Tú sientes maternalmente todas las
luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas que sacuden al
mundo, acoge nuestro grito dirigido en el Espíritu Santo directamente a tu
Corazón y abraza con el amor de la Madre y de la Esclava del Señor a los que
más esperan este abrazo, y, al mismo tiempo, a aquellos cuya entrega Tú esperas
de modo especial. Toma bajo tu protección materna a toda la familia humana a la
que, con todo afecto a ti, Madre, confiamos. Que se acerque para todos el
tiempo de la paz y de la libertad, el tiempo de la verdad, de la justicia y de
la esperanza.
Luego, para responder más plenamente a las peticiones
de la Virgen, quiso explicitar durante el Año Santo de la Redención el acto de
entrega del 7 de junio de 1981, repetido en Fátima el 13 de mayo de 1982. En
memoria del Fiat pronunciado por María en el momento de la Anunciación, el 25
de marzo de 1984 en la Plaza de San Pedro, en unión espiritual con todos los
Obispos del mundo, previamente "convocados", Juan Pablo II confía
todos los pueblos al Corazón Inmaculado de María:
Y por eso, oh Madre de los hombres y de los pueblos,
Tú que conoces todos sus sufrimientos y esperanzas, Tú que sientes
maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las
tinieblas, que sacuden hoy al mundo, acoge nuestro grito que, movidos por el
Espíritu Santo, dirigimos directamente a Tu Corazón: abraza con el amor de la
Madre y Sierva del Señor, este nuestro mundo humano, que te confiamos y
consagramos, llenos de inquietud por el destino terrenal y eterno de los
hombres y de los pueblos. De manera especial, te encomendamos y consagramos a
aquellos hombres y naciones que tienen especial necesidad de esta encomienda y
consagración.
En junio de 2000, la Santa Sede reveló la tercera
parte del secreto de Fátima, y el entonces arzobispo Tarcisio Bertone,
secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, señaló que Sor Lucía,
en una carta de 1989, había confirmado personalmente que ese acto solemne y
universal de consagración correspondía a lo que quería la Virgen: "Sí, se
hizo -dijo la vidente- tal como Nuestra Señora había pedido, el 25 de marzo de
1984".
Fuente: VATICAN
NEWS
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