"ES UN ATENTADO EL RECORTE A LOS RECURSOS PARA LA SANIDAD", PROCLAMA EL PAPA FRANCISCO
CIUDAD DEL VATICANO (4 Junio 2022).- Francisco, al recibir a la Confederación italiana, "Federsanità", les dijo que con su compromiso contribuyen a mantener la relación entre el centro y la periferia, tejiendo relaciones y promoviendo vías de integración socio-sanitaria y socio-asistencial. De allí la propuesta del Papa de tres antídotos para ayudarles a caminar por el surco trazado: Proximidad, integridad y bien común.
La Confederación “Federsanidad” reúne a las
Autoridades Sanitarias Locales, a los Hospitales y a los Institutos Científicos
de Hospitalización y Tratamiento, junto con los representantes de la Asociación
de Municipios Italianos, también tiene fuertes vínculos con el territorio, en
una dinámica continua de intercambio entre lo local, lo regional y lo nacional.
En el discurso del Papa a la Confederación, les propuso estos antídotos, con el
“ánimo”, dijo, de seguir trabajando al servicio de los enfermos y de toda la
sociedad. Y al abordar el antídoto del bien común, recordó que es un atentado contra
la humanidad recortar los recursos dedicados a la sanidad.
La
proximidad:
Es el antídoto contra la autorreferencialidad,
rompiendo las cadenas del egoísmo, viendo en cada paciente a “otro yo”, afirmó,
derribando el “pedestal al que a veces tenemos la tentación de subirnos”. La
proximidad impulsa a reconocernos como hermanos, independientemente de la
lengua, el origen geográfico, la condición social o el estado de salud, y
añadió:
“Si en las personas que encontramos en las salas de
los hospitales, en las residencias de ancianos, en los ambulatorios, logramos
ver que son ante todo hermanos y hermanas, todo cambia: "hacerse
cargo" deja de ser una cuestión burocrática y se convierte en un
encuentro, un acompañamiento, un compartir”.
Proximidad, como dijo el Papa, porque "el nuestro
es el Dios de la proximidad, que ha elegido tomar nuestra carne, no es un Dios
lejano e inalcanzable. Él camina con nosotros, por los caminos accidentados de
este mundo, como lo hizo con los discípulos de Emaús (cf. Lc 24,13-32),
escuchando el desconcierto, la angustia, el grito de dolor de cada uno. Nos
pide que hagamos lo mismo". Y esto, señaló, es aún más importante cuando
nos encontramos en la enfermedad y el sufrimiento.
Estar cerca, es también "romper las distancias,
hacer que no haya pacientes de clase "A" y "B", poner en
circulación energías y recursos para que nadie quede excluido de la atención
social y sanitaria", aseveró el Pontífice, y recordando lo que mencionó la
presidente de la Confederación sobre la sanidad pública, el Papa dijo que
"cuando un país pierde esa riqueza que es la sanidad pública, empieza a
hacer distinciones entre la población; los que tienen acceso, los que pueden
tener sanidad, de pago, y los que no tienen sanidad". Francisco alabó la sanidad pública italiana,
que no hace distinciones entre la población, y les pidió que no pierdan esa
"riqueza"..
La
Integralidad:
Antídoto que se opone a la fragmentación y a la
parcialidad. Como afirmó Francisco, al estar conectado todo, es necesario
entonces, repensar en el concepto de salud, "desde una perspectiva
integral, abarcando todas las dimensiones de la persona". Considerando
siempre todas las competencias específicas. Para el Santo Padre, curar un
enfermo es curarlo en su totalidad, no sólo patológicamente, sino también su
condición psicológica, social, cultural y espiritual, y agregó:
"Cuando Jesús cura a alguien, además de erradicar
la enfermedad física de su cuerpo, le devuelve la dignidad, reintroduciéndolo
en la sociedad, dándole una nueva vida. Por supuesto, sólo Él puede hacerlo,
pero su actitud, su acercamiento a la persona es un modelo para nosotros".
Es necesario, dijo Francisco, contrarrestar la
"cultura del descarte" teniendo una visión holística de la
asistencia. La cultura del descarte excluye a quienes, por diversas razones,
señaló, no cumplen determinados estándares. La dignidad humana debe ser el
centro, aconsejó el Papa, sobre todo cuando la sociedad corre el riesgo de
"ver a los enfermos como una carga, un coste". La dignidad humana no
tiene precio, dijo, no se puede comprar, ni vender.:
"Las enfermedades pueden marcar el cuerpo,
confundir los pensamientos, quitar las fuerzas, pero nunca podrán anular el
valor de la vida humana, que debe ser siempre protegida, desde su concepción
hasta su fin natural. Espero que la investigación y las distintas profesiones
sanitarias tengan siempre este horizonte".
El
bien común:
Por último, el Santo Padre les propuso el tercer
antídoto: el bien común, como remedio a la búsqueda de intereses creados. El
ámbito sanitario no se libra de la tentación de hacer "prevalecer las
ventajas económicas o políticas de unos pocos grupos en detrimento de la
mayoría de la población", aseveró Francisco, y esto ocurre también con las
relaciones internacionales, y agregó:
"El derecho fundamental a la protección de la
salud -y cito la Nueva Carta de los Agentes Sanitarios- "pertenece al
valor de la justicia, según el cual no hay distinción entre los pueblos y las
naciones, teniendo en cuenta sus situaciones objetivas de vida y desarrollo, en
la búsqueda del bien común, que es al mismo tiempo el bien de todos y de cada
uno" (nº 141)".
Por último, el Papa afirmó que la pandemia "nos
ha enseñado que el "sálvese quien pueda" se traduce rápidamente en el
"todos contra todos", ampliando la brecha de las desigualdades y
aumentando los conflictos", en cambio, aseveró, "debemos trabajar
para garantizar que todo el mundo tenga acceso a la asistencia", y sugirió
que el sistema sanitario se apoye y promueva, y que siga siendo gratuito.
"El recorte de recursos para la sanidad es un atentado contra la
humanidad".
Por PATRICIA
YNESTROZA/Vatican News
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