CON SU MAILLOT AMARILLO JONAS VINGEGAARD SE LLEVA LA GLORIA DEL TOUR DE FRANCIA 2022 DESDE LOS CAMPOS ELÍSEOS A DINAMARCA
PARÍS, Francia (24 Julio 2022).- En París, la ciudad de la luz, suele dominar el azul de la selección francesa, que el sábado se clasificó para la semifinal de la Eurocopa femenina, e intenta reinar el azul del PSG galáctico. Excepto el domingo en el que acaba el Tour, donde todo se tiñe de amarillo. No esta vez. El rojo de la bandera de Dinamarca le robó protagonismo en los Campos Elíseos, donde ganó el belga Philipsen (Alpecin) –vencedor ya en Carcassone–, que derrotó a Groenewegen y Kristoff.
En la recta final había más un centenar de banderas
colgadas en las vallas del circuito final en honor de Jonas Vingegaard,
esperando ver al ganador del Tour subir a lo más alto del podio. El danés llegó
rodeado de sus compañeros (también Van Aert, que no disputó la etapa) del
Jumbo.
Es el segundo ciclista del país que lo consigue y lo
hace 26 años después de su compatriota Bjarne Riis. Sus físicos no tienen nada
que ver. De hecho, la fisonomía de Vingegaard es extraña dentro del ciclismo
danés. Solo hay que fijarse en el peso y la altura de los corredores daneses
que han estado en el Tour. Asgreen y Bjerg miden más de 1,90 metros. Honoré y
Morkov superan el 1,80. Juul-Jensen y Pedersen están por encima de los 70
kilos. Cort Nielsen casi. Kron, que ha sido el siguiente danés clasificado, el
68.º de 135, se queda en 65. Todos lejos de los 60 kg y el 1,75 del nuevo
campeón.
“Cuando corres en Dinamarca no es fácil despuntar si
eres un escalador puro. No es fácil ser un corredor pequeño en un país tan
plano. Yo lo sé bien”, explica a La Vanguardia Michael Rasmussen. Él, que sí
que era un escalador nato y ganó dos veces el maillot de rey de la montaña
(2005 y 2006), fue obligado a abandonar el Tour de 2007 cuando era líder por
unas localizaciones sospechosas en los días que debía pasar controles antidoping
durante la preparación.
Pero la calidad y la pasión de Vingegaard se han
impuesto a la encorsetada tradición de rodadores de Dinamarca. El campeón del
Tour se enamoró del ciclismo por Alberto Contador, otro escalador. En 2010,
después de los dos triunfos del madrileño, el Vingegaard adolescente, que tenía
14 años, pidió a su padre: “¿El año que viene podemos ir a Francia para subir
los mismos puertos que él?”.
Claus, el progenitor, cuenta que tardaron un poco.
Pero que en 2013 le hicieron el regalo al chaval. Fueron a los Alpes. “Subió el
Glandon, la Croix de Fer, el Galibier y el Alpe d’Huez. Algunos varias veces.
Yo le seguía en coche porque tenía 17 años y yo ya no podía aguantarle”, revela
el padre.
Enamorado
de Contador
“¿Podemos ir a Francia para subir los mismos puertos
que Contador?", le preguntó a los 14 años a su padre
El problema del futuro campeón es que, en las
carreras, cuando competía, se ponía nervioso, incluso vomitaba, lo que le
impedía rendir. Por eso, los managers del ColoQuick, su equipo en Dinamarca, le
aconsejaron buscar un plan B en una piscifactoría donde apilaba y ordenaba las
cajas del pescado. Aquello le vino bien y en el equipo también conoció a Trine,
su actual pareja, 11 años mayor, que era las relaciones públicas, la persona a
la que siempre llamaba después de cada etapa en el Tour.
El 26 de abril de 2021 la vida del ciclista danés
empezó a cambiar. Faltaban dos meses exactos para la salida del año pasado en
Brest. Hasta ese día, Vingegaard no iba a correr la ronda francesa. No estaba
entre los elegidos del Jumbo. Sin embargo, el parón de seis meses que se tomó
Tom Dumoulin para aclarar sus motivaciones cambiaron los planes del equipo.
Casi
de casualidad
A dos meses del Tour del 2021 le introdujeron en la
alineación del Jumbo y el abandono de Roglic le convirtió en líder
No hacía tanto que el danés había estrenado su
palmarés con su primera vuelta por etapas. Fue la Semana Coppi y Bartali, que
se disputa en cinco días de marzo. El Jumbo decidió entonces probar a
Vingegaard, que tenía 24 años, en la Vuelta al País Vasco, que sí que es del
World Tour. Desde el principio se entendió a las mil maravillas con Primoz
Roglic, que ya tenía dos Vueltas y era el líder claro.
“Primoz siempre se ha comportado como un hermano mayor
con él”, le agradece la madre de Vingegaard, Karina. Nadie se podía pensar que
el abandono del esloveno el año pasado le liberaría y le daría la oportunidad
de ser segundo, tras Pogacar.
El
golpe de Hautacam
"Si uno gana de amarillo la etapa reina ya nadie
puede dudar de que es el mejor", analiza Rasmussen
Este 2022 siguió coincidiendo mucho con Roglic y no
ganó nada hasta la última etapa del Dauphiné. “Ahí Vingegaard ya estaba más
fuerte que Roglic”, analiza Rasmussen. Lo que quedó claro en la etapa que ganó
en el Granon, donde descolgó a Pogacar y se puso de líder. Después lo repitió
en Hautacam. “Si uno gana de amarillo la etapa reina ya nadie puede dudar de
que es el mejor”, apunta Rasmussen sobre la justicia del triunfo. “A Pogacar le
hemos visto al límite varias veces, pero creo que Jonas nunca ha estado en
problemas en este Tour, en ninguna subida estaba a punto de ceder”, incide
Merijn Zeeman, director deportivo del Jumbo.
Por CHARLES
RUPIÉREZ/La Vanguardia
El danés no se conforma. Por edad, 25 años, puede ser
el primero de muchos. “No sé cuántas veces voy a ganar. No me fijo objetivos de
ganar cinco. Solo sé que quiero volver y buscar la victoria. Imagino que Tadej
también”. En Bilbao, inicio del Tour de 2023, no podrá ir de escondido. Todo el
mundo sabe que él será el dorsal 1.
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