EN GRAN PREMIO DE LOS PAÍSES BAJOS, MARK VERSTAPPEN REMATA AL MUNDIAL AL ESTILO ABU DHABI Y FERNANDO ALONSO COMPLETA UNA GRAN REMONTADA

ZANDVOORT (4 Septiembre 2022).- Fue una reedición en miniatura de Abu Dhabi 2021, aquella carrera en la que Max Verstappen se coronó por vez primera. Sin la trascendencia de aquélla, porque este Mundial ya venía casi sentenciado, pero con una trama casi idéntica, para delirio de la afición neerlandesa. 

El gran ídolo local venció en Zandvoort, por delante de George Russell y Charles Leclerc, aunando autoridad y cierta fortuna, puntería estratégica y pura velocidad, con vuelta rápida de propina (1:13.652) y bofetón moral para Lewis Hamilton, que perdió el podio en el tramo final de una carrera sin tregua, marcada por los percances postreros de Yuki Tsunoda y Valtteri Bottas. La suerte dispar de los españoles se concretó en el sexto puesto de Fernando Alonso y el octavo de Carlos Sainz.

El japonés y el finlandés, a modo de convidados de piedra, pesaron tanto en la resolución como Nicholas Latifi durante aquel inolvidable domingo del pasado diciembre. El primer safety car, decretado en la vuelta 48 tras los problemas del desquiciado piloto de AlphaTauri, parecía regalar el triunfo a Verstappen. El segundo, por la avería del Alfa Romeo a final de recta, volvió a reunir al pelotón a sólo 12 giros para la bandera a cuadros. "Vamos a tener problemas para sujetarle", dijo Hamilton, entonces líder. El presagio se quedó hasta corto.

Mercedes puso todo de su parte, porque a estas alturas de Mundial sólo juega por estrenar el casillero de victorias. De ello quedó constancia desde su elección inicial con los neumáticos medios, para pillar a contrapié a Red Bull y Ferrari, hasta la postrera estrategia final con Hamilton, a quien dejó en pista tras el safety car mientras apostaba por el cambio para Russell.

CINCO SEGUNDOS DE SANCIÓN

"Ha sido nuestra mayor cagada", lamentó el heptacampeón, expuesto a las embestidas de un Verstappen sediento de sangre. Tan aprisa quiso retomar la cabeza tras la relanzada que casi ni espera a cruzar la línea de meta. Aún debió padecer Sir Lewis un mayor escarnio, al perder el podio frente a Leclerc. Una maniobra jaleada por la apasionada Orange Army. Más de 105.000 gargantas rugiendo por el inminente bicampeón y la desgracia de su odiada némesis.

Ferrari, una vez más, perdió fuelle hasta convertir el domingo en un calco de lo que ha sido el campeonato. Sainz dio lo mejor de sí en la primera curva, conteniendo la arremetida de Hamilton por el interior, aunque lejos del ritmo de Leclerc. Sus anhelos de podio duraron poco más de un cuarto de hora. En la vuelta 15, durante su primer pit-stop, Ferrari ni siquiera había preparado la rueda trasera izquierda y el madrileño entregó 12,7 segundos en ese barullo.

Relegado a la undécima posición, el resto de carrera fue un trago amargo para el madrileño, penalizado por otro error de sus mecánicos. En la vuelta 58 le liberaron a destiempo y sólo el frenazo de Alonso evitó el accidente en pleno pit-lane. A dos giros para la bandera a cuadros, Carlos sacó el coraje para mantener su quinta plaza ante Sergio Pérez, a quien envió a la grava. Pese a cruzar la meta en quinta posición, los cinco segundos de castigo le retrasaron hasta la octava plaza.

REGULARIDAD DEMOLEDORA

A la espera de lo que dejasen caer por allí delante se encontraba Alonso, que puede marcharse más que satisfecho de Zandvoort, donde partió decimotercero y acabó sexto, tres puestos por delante de Esteban Ocon. Una domingo impecable el del asturiano, que debió armarse de paciencia casi 10 vueltas a la estela de Pierre Gasly antes de encontrar su arma secreta: un juego de duros con los que dio un recital.

Su A522 clavaba el cronómetro en 1:16.9 con una regularidad demoledora, acosando a Lance Stroll, su próximo compañero de aventuras en Aston Martin. El safety car desencadenado por Tsunoda aún favoreció más sus opciones, pese a la lentitud de los operarios de Alpine (4,3 segundos). Sentía muy bien el coche Fernando, que enfiló hacia Lando Norris, cuya discutible defensa, le mandó unos metros a la grava.

Lo que había empezado como un plan de contención ante Guanyu Zhou terminó como una ofensiva ante el Red Bull de Pérez, que venía de cambiar el motor, aun sin penalizar, y de ofrecer muestras de su valentía ante Hamilton.

 

 

Por MIGUEL A. HERGUEDAS/El Mundo

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