PAPA FRANCISCO A LOS SALESIANOS: ARTÉMIDES ZATTI DEDICÓ TODA SU VIDA A LOS ENFERMOS; SOBRE TODO LOS MÁS POBRES, A LOS ABANDONADOS Y A LOS DESCARTADOS
CIUDAD DEL VATICANO (8 Octubre 2022).- La mañana de este sábado, 8 de octubre, el Santo Padre recibió en audiencia a los peregrinos salesianos que han llegado a Roma de diferentes partes del mundo para la canonización de Artémides Zatti. A ellos, el Pontífice los animó a estar “siempre al servicio de los pequeños y de los pobres”.
“Queridos hermanos cooperadores, que también ustedes
puedan estar siempre agradecidos por el don de esta llamada que, dando un
peculiar testimonio de vida consagrada, pueda ser propuesta a los jóvenes como
forma de vida evangélica al servicio de los pequeños y de los pobres”, lo dijo
el Papa Francisco a los peregrinos de la familia Salesiana, que han llegado a
Roma para la canonización de Artémides Zatti, a quienes recibió en audiencia la
mañana de este sábado, en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Bienvenida
a los miembros de la familia salesiana
Al saludar al Rector Mayor y a los miembros del Consejo general, a los cardenales y a los obispos salesianos, el Santo Padre también dio la bienvenida a los peregrinos venidos de Boretto, pueblo natal de Artémides Zatti, y a los que llegaron desde Argentina y Filipinas. “Saludo a los miembros de la Familia salesiana provenientes de numerosos países del mundo, de modo particular a los salesianos coadjutores. Y un saludo especial – dirigió el Papa – a la persona que recibió la gracia de la curación por intercesión del beato, que mañana tendré la alegría de canonizar”.
Artémides,
un migrante italiano en Argentina
A los peregrinos salesianos, el Papa Francisco les
dijo que, le gustaría recordar la figura de Artémides Zatti desde cuatro puntos
de vista. En primer lugar, como inmigrante. El Pontífice recordó que, los
salesianos llegaron a Argentina en 1875 y en los inicios desarrollaron su
apostolado en Buenos Aires y en otros lugares, sobre todo en favor de los
inmigrantes italianos. “Artémides conoció a los salesianos en Bahía Blanca,
donde había llegado en 1897 junto con su familia. Lamentablemente, muchos
inmigrantes perdían el valor de la fe, absorbidos por el trabajo y los problemas
que encontraban. Pero los Zatti, gracias a Dios, fueron una excepción. La
participación en la vida de la comunidad cristiana, las relaciones cordiales
con los sacerdotes, la oración común en su hogar y la frecuencia de los
sacramentos no disminuyeron”.
“Artémides creció en un óptimo ambiente cristiano y,
gracias a la guía del padre Carlo Cavalli, maduró su opción por la vida
salesiana”
Zatti,
“pariente de todos los pobres”
Un segundo aspecto que destacó el Santo Padre de la
figura de Artémides Zatti es que fue “pariente de todos los pobres”. La
tuberculosis que lo afectó a la edad de veinte años parecía que debería haber
puesto fin a todos sus sueños, pero, gracias a la curación obtenida por
intercesión de María Auxiliadora, Artémides dedicó toda su vida a los enfermos,
sobre todo a los más pobres, a los abandonados y a los descartados. Los
hospitales de San José y de San Isidro fueron un recurso sanitario valioso y
único, especialmente para atender a los pobres de Viedma y de la región de Río
Negro; el heroísmo de Zatti los convirtió en lugares de irradiación del amor de
Dios, donde el cuidado de la salud se volvió experiencia de salvación.
Saludo del Superior Mayor de los Salesianos al Papa
De este modo, un hospital se convirtió en la “Posada
del Padre”, signo de una Iglesia que quiere ser rica de dones de humanidad y de
gracia, morada del mandamiento del amor a Dios y a los hermanos, lugar de salud
como signo de salvación. “El hospital y las casas de los pobres, que visitaba
noche y día desplazándose en bicicleta, eran la frontera de su misión. Vivía la
donación total de sí a Dios y la consagración de todas sus fuerzas al bien del
prójimo. El trabajo intenso y la disponibilidad incansable para atender las
necesidades de los pobres estaban animados por una profunda unión con el Señor,
mediante la oración constante, la adoración eucarística prolongada y el rezo
del rosario”.
“Artémides era un hombre de comunión, que sabía
trabajar con los demás; con las religiosas, los médicos, los enfermeros. Y con
su ejemplo y su consejo formaba a las personas, forjaba las conciencias,
convertía los corazones”
Artémides,
un salesiano coadjutor
En tercer lugar, señaló el Papa Francisco, lo vemos
como salesiano coadjutor. Recordamos el hermoso testimonio que dio en 1915 en
Viedma, con ocasión de la inauguración de un monumento a la memoria del padre
Evasio Garrone, salesiano misionero y considerado por Artémides como insigne
benefactor. En esa circunstancia hizo esta declaración: «Si estoy bueno y sano
y en estado de hacer algún bien a mis prójimos enfermos, se lo debo al padre
Garrone, Doctor, que viendo que mi salud empeoraba cada día, pues estaba
afectado de tuberculosis con frecuentes hemoptisis, me dijo terminantemente
que, si no quería concluir como tantos otros, hiciera una promesa a María
Auxiliadora de permanecer siempre a su lado, ayudándole en la cura de los
enfermos y él, confiando en María, me sanaría. CREÍ, porque sabía por fama que
María Auxiliadora lo ayudaba de manera visible. PROMETÍ, pues siempre fue mi
deseo ser de provecho en algo a mis prójimos. Y, habiendo Dios escuchado a su
siervo, SANÉ».
“Esta vida que había recuperado ya no era más su
propiedad, sino que era totalmente para los pobres. Los tres verbos «creí,
prometí, sané» expresan la bendición y el consuelo que se derramaron en la vida
de Artémides. Vivió esta misión en comunión con sus hermanos salesianos. Era el
primero en estar presente en los momentos comunitarios y con su alegría y
simpatía animaba la fraternidad”
Zatti,
intercesor por las vocaciones
El cuarto y último rasgo que el Santo Padre indicó fue
el de intercesor por las vocaciones. Y sobre esto el Papa narró una experiencia
personal. “Cuando era Provincial de los Jesuitas de Argentina conocí la
historia de Artémides Zatti, leí su biografía y le confié a él la petición al
Señor de santas vocaciones a la vida consagrada laical para la Compañía de
Jesús. Desde el momento que empezamos a rezar, por su intercesión, aumentaron
considerablemente los jóvenes coadjutores; y eran perseverantes y muy
comprometidos. Y de esa forma di testimonio de esa gracia que recibimos”.
Y a este respecto, deseo subrayar la importancia de la
vocación de los hermanos. Lo he visto en la Compañía de Jesús y sé que
igualmente se puede decir para los salesianos. Los hermanos tienen un carisma
especial que se alimenta en la oración y en el trabajo. Y hacen bien a todo el
cuerpo de la Congregación. Son personas de piedad, alegres, trabajadoras.
“En ellos no se ven “complejos de inferioridad” por el
hecho de no ser sacerdotes, ni aspiran a ser diáconos. Son conscientes de su
vocación y la quieren así”.
Por RENATO
MARTÍNEZ/Vatican News
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