"LA FAMILIA, REALIDAD MUY CAMBIADA, PERO SIGUE SIENDO UN VALOR CLAVE": PROCLAMA EL PAPA FRANCISCO
CIUDAD DEL VATICANO (5 Mayo 2023).- El Papa recibió a 400 peregrinos de la diócesis de Asti, acompañados por monseñor Prastaro, que fueron a agradecerle su visita de los días 19 y 20 de noviembre pasado y subraya la "revolución" de la familia traída por Cristo, en la que el vínculo más importante es el amor, animado por "la gratitud, el reconocimiento y el servicio".
El Santo Padre recordó el "calor humano" de aquellos días de encuentro con sus propias "raíces paternas".
La "revolución" de la familia obrada por
Jesús, según la cual el vínculo más importante "para nosotros cristianos
ya no es el de la sangre, sino el amor de Cristo", que la libera "de
las dinámicas del egoísmo", y la enriquece con un vínculo nuevo y aún más
fuerte, no dominado por los intereses del parentesco, sino "animado por la
gratitud, el agradecimiento y el servicio recíproco". Un elemento para la
reflexión, que nace pensando en la experiencia de "consolación", de
"vuelta a las raíces", pero también de "gran calor humano"
y de "familia en el sentido más amplio" que fue la visita a Asti los
días 19 y 20 de noviembre, que el Papa Francisco compartió con los 400
peregrinos acogidos en el Vaticano, en la Sala Clementina del Palacio
Apostólico, junto a su obispo Marco Prastaro.
La
fraternidad se funda en Jesús
El Papa subrayó que en nuestras "ciudades,
pueblos y parroquias" la palabra "fraternidad" no es sólo
"un modo bonito de hablar", sino que tiene un fundamento,
"Jesucristo, que nos ha hecho a todos hermanos y hermanas, y tiene un
camino, el Evangelio, que es la vía para caminar en el amor, en el servicio, en
el perdón, en el llevar los unos las cargas de los otros". La nueva
familia de Jesús da "un sentido nuevo a las relaciones familiares",
entre cónyuges, padres e hijos, hermanos y hermanas, pero también
"fermenta" la vida en la Iglesia y en la comunidad civil, porque, por
ejemplo, "hace crecer la gratuidad, el respeto, la acogida y otros valores
humanos".
El
calor humano de la familia piamontesa
Francisco recordó que aquel "día y medio" de
la fiesta de Cristo Rey fue "un momento de gran calor humano, hecho con la
madera piamontesa, que no calienta inmediatamente, sino después de un rato ¡y
luego dura!". Y también un momento "de familia, en sentido amplio: familia
de origen, las raíces, los encuentros con mis parientes; familia de la Iglesia,
la celebración en la Catedral, con la participación de todo el pueblo de Dios;
y luego familia de la comunidad civil, la colaboración con las autoridades, la
presencia de la gente".
Este sentido de calor humano que decía, no es sólo una
emoción: se encendió en mí al mirar sus rostros alegres, al sentir su afecto,
al ver que hay una familia que avanza, que camina por el camino del Evangelio,
con todas sus limitaciones y dificultades.
"Espero
haber respondido a todas sus cartas"
Y habla de las muchas cartas que le escribieron los
habitantes de Asti, algunas de ellas "contándole problemas y cómo se
podían resolver".
Pero una cercanía muy grande. Para mí, estas cartas
también fueron un consuelo. Espero haberlas contestado todas, no estoy seguro.
La
"revolución" de la familia traída por Jesús
Haciendo una pausa para reflexionar sobre la palabra
"familia", el Pontífice reiteró que "es una realidad que ha
cambiado mucho, y está cambiando", pero "sigue siendo un valor
clave". Y la verdadera "revolución" de la familia la hizo el
único que trajo "las novedades, aquellas verdaderas, a este mundo:
Jesucristo". Y aquí relee las palabras de Jesús en un episodio evangélico,
"que nos dejan desconcertados, nos ponen en crisis", relatado en los
evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. Cuando Cristo está predicando en medio de
sus discípulos y de otras personas, le dicen: «Tu madre y tus hermanos te
buscan ahí fuera». Él les respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis
hermanos?». Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de
él, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que hace la voluntad de
Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre». Estas palabras, observó el
Papa, si las pensamos bien, generan “una nueva manera de entender la
familia".
La
familia de Jesús, unida por la gratitud y el servicio mutuo
Llamarse "hermanos y hermanas" entre
cristianos, subraya el Papa, "no es sólo una fórmula, un modo convencional
de decir las cosas", sino "una realidad nueva generada por
Jesucristo". Y la palabra de Jesús "ha renovado radicalmente la
familia, de modo que el vínculo más fuerte, más importante para nosotros los
cristianos ya no es el de la sangre, sino que es el amor de Cristo".
Su amor transforma la familia, la libera de las
dinámicas del egoísmo, que derivan de la condición humana y del pecado, la
libera y la enriquece con un vínculo nuevo, aún más fuerte pero libre, no
dominado por los intereses y las convenciones del parentesco, sino animado por
la gratitud, por el agradecimiento, por el servicio mutuo.
Una
nueva familia que crece en gratuidad y acogida
Francisco explica a continuación que ha querido
compartir estos pensamientos con sus "hermanos y hermanas de Asti",
porque "en su tierra están las raíces paternas de mi familia. Las raíces
son importantes". Y hay que agradecer a Dios "por el don de la vida y
por quienes nos la han transmitido" y a Jesucristo que "nos ha
llamado a formar parte de su familia, en la que lo que cuenta es hacer la
voluntad del Padre que está en los cielos".
Y esta nueva familia de Jesús, al mismo tiempo que da
un nuevo sentido a las relaciones familiares -entre cónyuges, entre padres e
hijos, entre hermanos-, también "fermenta" la vida de la comunidad
eclesial y civil. Por ejemplo, hace crecer la gratuidad, el respeto, la acogida
y otros valores humanos.
La
clínica "Fratelli tutti", una familia de pacientes y médicos
El Pontífice aclara que aquí encuentra "el
sentido de la expresión 'Fratelli tutti' (Hermanos todos), que han elegido como
nombre para el nuevo Ambulatorio para los más desfavorecidos".
"Fratelli tutti" significa que allí, "en ese entorno, las
personas que serán tratadas junto con los médicos, enfermeros y todos los demás
voluntarios que trabajarán, formarán una familia. Una familia para este trabajo
de atención a los enfermos".
Y así, en la ciudad, en los pueblos, en las
parroquias, la palabra "fraternidad" no es sólo un dicho bonito, un
ideal para soñadores, sino que tiene un fundamento, Jesucristo, que nos ha
hecho a todos hermanos y hermanas, y tiene un camino, el Evangelio, que es la
vía para caminar en el amor, en el servicio, en el perdón, en el soportar los
unos las cargas de los otros.
Por ALESSANDRO
DI BUSSOLO/Ciudad del Vaticano
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