LA FACILIDAD LA MATÓ LA ILUSIÓN

Creo que en algún momento todos hemos experimentado el sentimiento de alegría y satisfacción que da, conseguir algo que hemos deseado intensamente. 

La ilusión es precisamente ese sentimiento tan  especial, pero que ha pasado, que en la nueva generación parece no existir este sentimiento de esperanza.

Aprecio escuchar historias contadas por familiares y amigos, y más aún,  disfruto  de las memorias de momentos vividos con ilusión.

Contaba un primo a quien quiero y respeto mucho, la ilusión que sentía cuando era niño al ver a su padre, quien es mi tío, llegar con la ropa que él usaría en los días festivos del tan esperado y alegré mes de diciembre .

Cabe destacar, que no era más de una muda de ropa, lo que hoy se conoce como "una pinta" o  "un flow", esa era la misma ropa que usaría cada día festivo del mes de la navidad.

La ilusión que dice sintió al ver esa ropa, le hacía que se la probara  cada vez que tenía la oportunidad,  sin que alguien lo estuviera observando,  para no recibir un regaño por la posibilidad de que ensucie las prendas de vestir,  pero la felicidad que sentía opacaba el temor de ser sorprendido.

Esa ilusión era provocada por la dificultad, que había de poder estrenar ropa, como se hace hoy día, la oportunidad de estrenar era muy valorada.

En medio de esas conversaciones que se dan entre familias y amigos, alguien dijo, que en una ocasión recibió unos zapatos de regalo de un familiar, y que los zapatos les quedaban muy ajustados, pero eso no fue un obstáculo para él, quien en seguidas dijo que les quedaban muy bien, aún sabiendo que no era así, la ilusión de pasear y que sus amigos vieran sus zapatos nuevos lo obligaron a usarlos así, a tal punto que ahora entre risas decía que sus pies se encogieron de andar con aquellos calzados.

Hoy, muy pocos pueden hablar así, las facilidades de conseguir u obtener las cosas, le han quitado lo bonito de la ilusión.

Hoy en día es difícil, provocar que niños, jóvenes y adultos, se sientan satisfechos, parece que nada llega a llenar sus expectativas, los niños tienen más juguetes que espacio donde guardarlos, y aún así, no son felices.

Los jóvenes parecen no encajar ni sentirse satisfechos, siempre,  quieren algo más de lo que tienen, situación que no les deja ser felices. 

En tanto, de los adultos ni hablar, mientras más tienen, más quieren, pero siempre reflejan sentirse vacíos, las cosas marchan mal y todo parece indicar, que a la gran mayoría la facilidad les mató la ilusión.



Por FRANCIA MARTINEZ 

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