Malet, malet, malet los que se han puesto a opinar sobre el divorcio de Ricky Martin.
Mis fuentes -bien, bien buenas- me aseguraron desde
hace más de un año que la situación entre ellos no estaba bien. O sea, antes de
la situación del sobrino, para estar claros.
Señores no es el primer divo que se divorcia. Ah, pero
es boricua y eso lo hace distinto. Son dos culturas distintas y posiblemente no
saben que esta situación de distanciamiento entre ellos viene desde hace más de
un año. Si Jwan Yosef pensaba que sus obras de arte iban a ser exhibidas en el
Louvre de París por ser el marido de Ricky se equivocó. Sorry baby, tú no lo
conoces.
Ricky no es persona de pedir favores y tampoco de
querer estar más arriba de donde ha llegado. Uno triunfando por el mundo y otro
esperando que le llegara su hora. Pero la hora llegó y es para el divorcio.
¿Sus minutos de fama? Bien gracias.
El tiempo confirmará lo que estoy diciendo.
Por MILLY CANGLIANO
La autora es columnista de Primera Hora
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