Cuando acudimos a las urnas a elegir a las autoridades municipales, regularmente, toda la atención se concentra en los candidatos a Alcaldes y encargados de Distritos y no así, en quienes aspiran ser los Concejales o Regidores y Vocales de nuestras respectivas comunidades. Grave error, que casi siempre pagamos bien caro.
Si partimos de que los Regidores conformarán el Concejo Edilicio, órgano, llamado a velar por el buen manejo de los recursos económicos y demás obligaciones de los Alcaldes, o encargados de Distritos, así como de los funcionarios de la institución, según la ley 176- 07, y otras, que rigen los Ayuntamientos.
Ha de suponerse que los Regidores y Vocales deben ser personas con vocación y una hoja de servicio comunitaria, provistos de los atributos necesarios para desempeñar con la probidad requerida su rol de defender los intereses de los munícipes que los eligieron sus representantes.
En tal virtud, los partidos políticos están en el deber de no "cualquierizar," sus candidatos y presentar al elector hombres y mujeres de suficientes peso éticos y morales para que no claudiquen y caigan en componendas aprobando resoluciones o contratos que perjudiquen, lesionen o contravengan sus comunidades
Pero lamentablemente, esa no es la práctica, ni la norma, en lo que a Regidores y Vocales se refiere, las boletas casi siempre traen consigo muchas debilidades, porque éstas candidaturas, se utilizan como compensación para disgustados, en alianzas y las restantes, las sueltan para animar y darle vida a las bases y movilizar el partido.
En consecuencia, siempre vamos a adolecer de Salas Capitulares que garanticen una gestión equilibrada y bien llevada, puesto que, serán más proclives a actuar de espaldas a los munícipes, convirtiéndose en cómplices o simples asalariados, otorgando autoridad casi absoluta, como ocurre en muchos casos, al Alcalde de turno o encargados de Distritos.
Por LEONARDO CABRERA DIAZ
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