El bolero es más que letra y música, amor u odio, lamento y pasión; es la vida misma
Una gran noticia hizo eco en México y Cuba el 31 de diciembre del 2023, al igual que también llegó a su final del año, y no es por casualidad. La buena nueva es el fruto del trabajo conjunto de ambos países, por más de una década, por un objetivo común: inscribir al bolero en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Sí, el bolero: identidad, emoción y poesía, tal como
anunciaba el proyecto aprobado por la Unesco, alcanza su máxima denominación
desde que este género naciera en la oriental ciudad de Santiago de Cuba en
1883. Luego se extendió por gran parte del mundo de habla hispana,
particularmente en el hermano país de México.
Resulta que el bolero es algo más que letra y música,
que odio y amor, que lamento y pasión… El bolero es la vida misma, como un
libro de García Márquez, un poema de Neruda o una película de Eliseo Subiela,
porque todos ellos amaban un bolero. No solo ellos, todos nosotros,
particularmente los latinos, amamos el bolero, gustamos de muchos temas, pero
siempre hay uno que podríamos catalogar como el bolero de nuestra vida.
Para ser justos y no pasarnos de absolutos, dedeté
hizo una pequeña encuesta a grandes amigos de estas páginas, incondicionales
amantes de dicho cantar, a veces lacrimoso, en ocasiones sensual, otras amoroso
y optimista; inolvidable siempre. Las respuestas no se hicieron esperar y aquí
tenemos algunas confesiones.
El primero en responder fue el colega Lázaro Miranda
(LAZ), que otorgó su voto a Si te contara, de Félix Reina, y hasta envió un
fragmento del tema: Que tu recuerdo es
el daño más fuerte que me hago yo mismo / Por vivir soñando con que tú regreses
arrepentida
Laz afirma que el bolero más querido no siempre tiene
que estar conectado con una mujer, o una relación. En su caso este bolero le
recuerda su niñez, una etapa importante de su vida.
La reconocida directora de radio Caridad Martínez,
profesora de muchas generaciones de alumnos del ISA, siente un gran amor por
Nosotros, de Pedro Junco, pero particularmente interpretado por la Orquesta
Aragón. La realizadora Elena Palacio vota por Tengo, de Marta Valdés, también
en otra voz, la de la poco conocida, pero inmensa, Freddy.
Otro gran amigo nuestro, el querido y carismático
conductor Marino Luzardo, nos propone Realidad y fantasía, de César Portillo de
la Luz; a la vez que mi hija Daniela afirma que nada la emociona más, por su
letra y melodía, que el tema Fiebre de ti, de Benny Moré.
El legendario guionista Carlos Torrens se decide por
Dos gardenias, de Isolina Carrillo y nos argumenta que «Mi primera comedia,
puesta en escena por una compañía de teatro profesional, se titulaba Aquí, en
el barrio, y utilizaba ese bolero como música tema».
Siguiendo la línea del humor nos escribe un consagrado
y popular humorista muy amigo del dedeté, Otto Ortiz, quien asegura que, para
su personalidad de hombre despiadado y cruel con la vida, no existe mejor
bolerista que Orlando Contreras, y en particular su tema Amigo de qué, que
aprovecha para dedicarlo a su archiconocido enemigo Julio César Rodríguez, El
habanero.
Seguimos con La voz romántica de Cuba, como también se
le conocía a Orlando Contreras, ya que su canción Señor, ¿por qué? es la más
apreciada para Reynaldo Linares, hijo del reconocido pelotero capitalino
Manteca’o Linares. Rey nos comenta que esa canción se convirtió en un himno
familiar luego de fallecida su abuela.
Otros amantes del béisbol, como la santiaguera Caridad
Mancebo, no lo piensa dos veces al asegurar que su bolero es ¿Cómo fue?, de
Ernesto Duarte Brito, popularizado por Benny Moré. Nos cuenta que su letra se ajusta fielmente a
una circunstancia de su vida, hace ya algunos años. Ella nos relató «cómo fue»
esa vivencia, pero dedeté prefiere guardar su secreto. Igualmente, fanático del
deporte nacional y fan de dedeté, José Antonio Pérez Hernández, alias Tony la
bala, desgarra su alma bohemia ante Dos gardenias, de Isolina Carrillo:
«Recuerdo que de niño, en Cabaiguán, vivía entre dos bares que tenían vitrolas
y me dormía todos los días escuchando boleros, argumenta. A raíz del boom de
este género nació una frase que se hizo tan famosa que se utilizaba como símil
en situaciones de la vida: ¡olvida el tango y canta un bolero!».
Estoy seguro de que no olvidaremos el tango, pero
seguiremos cantando bolero, porque quedó demostrado que como mismo hay un
primer amor en tu existencia, también cohabita el bolero de tu vida.
Algo me llama la atención. Nadie ha hablado de un tema
que todos conocen: cubanos, mexicanos, y el mundo entero. Una letra que hemos
entonado al menos una vez, bajo ciertas y determinadas circunstancias. Muchos
lo llaman «la canción de la borrachera», porque suele cantarse a coro cuando ya
la mayoría están pasados de copas y comienzan a sentir nostalgia. Sí, ese
mismo: Lágrimas negras, de Miguel Matamoros.
Muchos, al responder mi encuesta, han preguntado cuál
es el bolero de mi vida, y ahí está: Lágrimas negras, por el Trío Matamoros… ¡y
no es borrachera mía!
JAPE/Juventud Rebelde
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