"Hacer justicia a las numerosas víctimas. Restaurar el orden y la paz", el llamado en Navidad de la Conferencia de Obispos de Haití a las autoridades
PUERTO PRÍNCIPE, Haití (6 Diciembre 2024).- “A quienes empuñan armas y matan, saquean, violan, queman y obligan a la gente a abandonar sus hogares: detengan estos actos atroces. Estas no son buenas para el país, ni para el pueblo, ni para ustedes mismos que las cometen”, lanza la Conferencia de Obispos de Haití en un mensaje final con motivo de la próxima Navidad.
Los grupos criminales sólo están limitados por su
imaginación en actos de barbarie contra la población, en particular la de
Puerto Príncipe y sus alrededores. En la capital se están multiplicando los
campos para desplazados internos, en su mayoría mujeres y niños que huyen del
terror de las pandillas. La policía intenta contenerlos, pero aún no consigue
vencer a los matones. El Consejo Presidencial y la oficina del Primer Ministro
demuestran su incapacidad para liderar el país. Parece que ni siquiera tienen
el control de su destino.
Es en este contexto que los obispos católicos
haitianos lanzan un cri de coeur a los grupos criminales, a las autoridades, a
la comunidad internacional y a la población.
“A quienes empuñan armas y matan, saquean, violan,
queman y obligan a la gente a abandonar sus hogares: detengan estos actos
atroces. Estos no son buenos para el país, ni para el pueblo, ni para ustedes
que los cometen. A quienes acechan en las sombras y les suministran armas y
municiones en secreto: dejen de alimentar esta violencia ciega que ensangrenta
cada día nuestra sociedad”, critican los obispos en un mensaje publicado el
jueves 5 de diciembre.
La Iglesia católica llama a las autoridades haitianas
a “trabajar en el interés de todos en lugar de servir a los propios intereses y
los de sus partidos”. Controlar aduanas y fronteras, puertos y aeropuertos,
privados y públicos, para bloquear el tráfico ilegal de armas y municiones que
ingresan al país. Poner fin al problema de la inseguridad buscando medios
eficaces para desarmar a estos niños, jóvenes y adultos atrapados en la espiral
de violencia. Responder urgentemente a las necesidades de los desplazados.
Hacer justicia a las numerosas víctimas. Restaurar el orden y la paz.»
“A la comunidad internacional: recuerden sus promesas
y compromisos para ayudar a Haití a salir de las profundidades de la violencia
y el aislamiento en el que se encuentra. Haga todo lo posible para impedir que
entren armas y municiones ilegales al país. La población abandonada a su suerte
debe poder contar con la solidaridad efectiva de otras naciones”, escriben los
obispos haitianos.
“A todos ustedes, hombres y mujeres del país, les
decimos: a pesar de esta calamitosa situación, sigan caminando sin desanimarse.
Sed todos testigos de la esperanza. Cada haitiano, cada mujer haitiana,
cualquiera que sea su condición, tiene un papel que desempeñar en la
transformación de nuestro país. Por tanto, os instamos a cultivar la paz en
vuestras familias y comunidades. Involúcrate en iniciativas de solidaridad,
educación y sensibilización por la paz. San Pablo nos dice: “Si un miembro
sufre, todos padecen con él” (1 Corintios 12, 26)”, exhorta la CEH en su mensaje
con motivo de la Navidad.
En este mensaje, los obispos subrayan que muchas
familias haitianas viven en una situación de extrema pobreza. “A esto se suma
una violencia deshumanizante. Muchas personas se encuentran sin hogar y sin
esperanza. Las personas mayores se ven abandonadas a su suerte, preocupadas y
tristes por su incapacidad para afrontar tal realidad. Los jóvenes y los niños
están llenos de preocupaciones sobre su futuro y tentados por el desánimo.
Estas situaciones angustiosas son causadas por la violencia, la corrupción, el
cinismo y el mal gobierno”, denuncian los líderes religiosos.
Por ROBENSON
GEFFRARD/Le Nouvelliste
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