Me voy para complacer lo que parecen ser tus deseos,
Me voy, y no me llevaré ni siquiera
las razones que siempre alegué tener,
y que tú nunca
entendiste, o
no quisiste,
ni te
preocupaste, nunca en
reconocer
Tampoco me llevo las tuyas, esas razones que tanto tú enarbolabas,
como si fueran palabras de Dios.
Ni las que pude entender como ciertas,
Ni aquellas que a pesar de mis esfuerzos no logré descifrar,
Me voy,
y conmigo se van de tu vida, todos miS defectos,
todas mis fallas y carencias
Me llevo además,
mi mal genio,
ese carácter posesivo e iracundo
del que tanto te quejas,
y por el que tanto me culpas,
de no dejarte ser tú…
de cohibirte.
¡Ah!, también empaco mis celos,
esos celos según tú, fruto de mis imaginaciones,
de mis dudas.
Esas dudas mías, sin bases, infundadas, irracionales, sin sentido, porque
tú eres algo así, como una santa
inmaculada
A la que debía rendirle cultos y postrado, en un
altar, venerar,
tal si fuera diosa,
Me voy,
solo me llevo conmigo, algo que siempre será tuyo…
mi corazón, de ti enamorado.
Con Dios siempre, a sus pies.
Por LEONARDO
CABRERA DÍAZ
El autor es locutor y periodista
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