Papa León XIV: Cristo desciende para salvarnos en nuestros infiernos cotidianos

CIUDAD DEL VATICANO (24 Septiembre 2035).-  En su catequesis de este miércoles, el Papa León XIV profundizó en el misterio del Sábado Santo, subrayando que Cristo desciende hasta los infiernos no como un signo de derrota, sino como la manifestación más radical del amor de Dios, capaz de alcanzar incluso las tinieblas más profundas del ser humano para llevar la luz de la Resurrección.

En la audiencia general de hoy, ante las previsiones del tiempo que amenazaban lluvia, se dispuso que los fieles enfermos estuvieran al resguardo en el Aula Pablo VI. El Papa León XIV, antes de comenzar su catequesis, los saludó con estas palabras: 

“Los bendeciré a cada uno de ustedes que han venido esta mañana. Estoy muy contento de estar con ustedes, ¡gracias por estar aquí! Ahora mismo hace sol fuera, pero dicen que va a llover, por lo que queremos que estén bajo techo. Así que, sin alargar más esto, que Dios los bendiga a todos y que el Señor les dé mucha paz en vuestro corazón. ¡Gracias!”

En su reflexión, en la Plaza de San Pedro,  el Papa León XIV invitó a contemplar el Sábado Santo, ese día de aparente silencio en el que, sin embargo, se despliega una obra invisible de salvación: “Cristo desciende al reino de los infiernos para llevar el anuncio de la Resurrección a quienes estaban en la sombra de la muerte”, afirmó.

Descender a los infiernos:  gesto más radical del amor de Dios


El Pontífice explicó que este gesto, transmitido por la liturgia y la tradición de la Iglesia, revela el amor de Dios en su forma más radical. No se trata solo de creer que Jesús murió por la humanidad, sino de reconocer que en su fidelidad Él quiso buscarnos en los lugares más oscuros de nuestra existencia.

“De hecho, no basta decir ni creer que Jesús ha muerto por nosotros: es necesario reconocer que la fidelidad de su amor ha querido buscarnos allí donde nosotros mismos nos habíamos perdido, allí donde se puede empujar solo la fuerza de una luz capaz de atravesar el dominio de las tinieblas.”




Por PATRICIA YNESTROZA/Vatican News 










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