Monseñor Pierre-André Dumas: “Las próximas elecciones son una esperanza de cambio”
PUERTO RPÍNCIPE, Haití (7 Octubre 2025).- En el país caribeño devastado por los enfrentamientos entre pandillas, la muerte y la pobreza, la Iglesia local mira con esperanza la consulta para elegir al nuevo presidente, anunciada para el 29 de marzo de 2026. Monseñor Pierre-André Dumas, obispo de la diócesis de Anse-à-Veau-Miragoâne y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Haitiana, afirma: “Podría ser un punto de inflexión. Pero la falta de seguridad es un problema. Se necesita el acompañamiento de la comunidad internacional”.
“Mi cuerpo
todavía está adolorido. Me he sometido a decenas de operaciones y ahora debo
hacer terapia con láser. Como decía San Pablo, llevo en mi corazón algunos
pequeños sufrimientos de Cristo. Pero Él era completamente inocente, y yo, en
el fondo, no lo soy tanto.” Anoten bien este pasaje: será el único, en toda la
entrevista, en el que hace referencia a su estado de salud. A partir de aquí,
para monseñor Pierre-André Dumas solo existe la preocupación por Haití, país
pobre y desdichado, lacerado por la violencia de las pandillas y la corrupción,
que en 2024 lo “agradeció” con una explosión que alcanzó la casa parroquial de
Puerto Príncipe donde descansaba.
La
Iglesia en primera línea
Las quemaduras de tercer grado que devastaron más del
40% de su cuerpo fueron el “regalo” que el obispo de la diócesis de
Anse-à-Veau-Miragoâne y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Haitiana
tuvo que aceptar por haber intentado sentar en una misma mesa a los líderes de
las bandas criminales —en guerra sin tregua— con los responsables de un Estado
cada vez más impotente y debilitado.
“Y pensar que yo formaba parte de un grupo de apoyo a
Haití compuesto por diplomáticos, obispos estadounidenses y algunos miembros
del Departamento de Estado de EE. UU., cuyo objetivo era alcanzar la paz
mediante el diálogo. Pero cuando entramos en contacto con esos líderes, su
respuesta fue un rotundo no. Aun así, la Iglesia continúa su labor de mediación
para acompañar al pueblo hacia la pacificación.”
Compromiso
continuo por la paz
De no haber sido por Estados Unidos, que le concedió
una visa sanitaria diplomática, quizás monseñor Dumas no se habría salvado. Y
desde Florida, donde aún se encuentra convaleciente, no podría seguir
ocupándose de las trágicas circunstancias de su pueblo.
“Cuando puedo, a pesar de mi enfermedad y de la
distancia, trato de apoyar a la Conferencia Episcopal también en el diálogo
ecuménico e interreligioso. Intento invitar a todos los actores implicados a
asumir sus responsabilidades.”
Elecciones,
un posible punto de inflexión
Ahora todas las miradas están puestas en las
elecciones generales que deberían celebrarse el 29 de marzo de 2026, mientras
que la toma de posesión del nuevo presidente se prevé para el 18 de mayo
siguiente.
“Pero antes de hablar de lo que podría ser realmente
un turning point, un punto de inflexión, quiero agradecer de todo corazón a
León XIV, que hace unos meses volvió a referirse de manera profética y
compasiva a la dramática situación de mi país. Sus palabras y su cercanía han
traído consuelo y esperanza a toda la nación.”
—¿Cómo
juzga el anuncio de elecciones hecho por el nuevo director del Consejo
Electoral Provisional, Jacques Desrosiers?
Esperamos que este sea un paso hacia la democracia.
Hay una constitución que respetar y se deben recuperar los principios de
dignidad, solidaridad, integración fraterna y subsidiariedad. Es una señal
importante: el pueblo necesita esa esperanza. Uno de los aspectos de la crisis
haitiana es precisamente la pérdida de confianza de la población.
Sin embargo, todo depende de las condiciones de
seguridad en las que se desarrollará la consulta: hay zonas del país que son
tierra de nadie, donde mandan las pandillas. Como en el 80% de la capital,
Puerto Príncipe. El proceso electoral debe desarrollarse con total transparencia
y debe involucrar a toda la sociedad, que tiene que estar en condiciones de
ejercer su derecho con plena libertad.
—¿Cree
realmente que el contexto actual permite organizar elecciones democráticas?
Será muy difícil, no podemos ocultar la realidad de
Haití. Como hijo de esta nación, pienso que existe el riesgo de que la votación
se convierta en un ritual formal, sin sustancia democrática. Pero, por otro
lado, posponerla significaría borrar la esperanza del pueblo. Lo que realmente
se necesita es un fuerte acompañamiento de la comunidad internacional, como
también ha pedido el Papa.
Reconstrucción
moral
Los
obispos haitianos han insistido a menudo en la necesidad de una reconstrucción
moral. ¿Qué significa concretamente?
No se trata solo de liberar a Haití de las pandillas
que lo asolan, devolver las casas ocupadas por los grupos armados a sus
legítimos propietarios o limpiar los barrios del deterioro. Todo eso está bien,
pero también hay que comprender que los graves problemas que vivimos son consecuencia
del oscurecimiento de la persona humana.
Dependen también del hecho de que los niños
abandonados en el pasado a su suerte son los criminales de hoy. La Iglesia
invita a volver a colocar a la persona humana en el centro, cuidándola hasta
que pueda ser dueña de su propio futuro.
Los obispos insisten en que no basta con cambiar un
presidente o un parlamento: hay que reconstruir el tejido ético y social
mediante una profunda conversión moral. La verdadera reconstrucción de Haití
empieza por la reconstrucción de los corazones.
El
papel de la diáspora haitiana
¿Podrá
la diáspora haitiana desempeñar un papel importante en este proceso?
Ciertamente. Es fundamental, también porque está
compuesta por más de tres millones de personas, todas con buena formación, que
han tenido la oportunidad de confrontarse con otras culturas y ampliar su
visión del mundo. Cada año envían a nuestro país 4.000 millones de dólares.
Estoy convencido: la diáspora es una fuerza decisiva que puede contribuir
enormemente al nacimiento de una nueva Haití.
Un
llamado apremiante
Justo antes de despedirse, monseñor Dumas siente el
impulso irrefrenable de lanzar un llamado apremiante a su pueblo, agotado
—dice— pero no vencido:
“Cuando estén en las urnas, tengan el valor de elegir
líderes honestos y creíbles. Estas elecciones pueden representar un cambio
radical. Como siempre ha repetido el Papa Francisco, no dejen que les roben la
esperanza.”
Por FEDERICO PIANA/Vatican News
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