Los recientes casos de abuso sexual que han salido a la luz nos llenan de profunda preocupación. Estamos frente a una realidad que hiere a nuestra sociedad y sigue destruyendo vidas y familias.
Es urgente que las autoridades actúen con mano dura contra quienes cometen estos crímenes y garanticen justicia rápida y efectiva. Al mismo tiempo, debemos redoblar esfuerzos para proteger a los más vulnerables: niños, adolescentes y personas en situación de riesgo.
La indiferencia no puede ser una opción de respuesta. Como sociedad e Iglesia tenemos la obligación de alzar la voz clamando justicia por las víctimas y porque se respete la dignidad de cada persona.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.
Por RAMÓN
BENITO DE LA ROSA Y CARPIO
Arzobispo emérito de la Arquidiócesis de Santiago
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