NUEVA YORK.- Pese a la advertencia de la Oficina para el
Manejo de Emergencias (OEM) de limitar el tiempo en la intemperie debido a las
bajas temperaturas, algunos vendedores ambulantes salieron el viernes a las calles
desafiando el frío y la nieve.
"La venta no es buena, pero prefiero ganar unos
billetes que perder el día", dijo la mexicana Rosa Alicia Moreno (52),
quien desde hace siete años vende tamales y atole en El Barrio, y no le
desalentaron los negocios cerrados y pocos peatones en las inmediaciones de la
calle 116.
"Ojalá el frío también congelara los pagos
médicos y de electricidad. La calefacción cuesta más en estos días", se
lamentó.
La tormenta ocasionó pérdidas para algunos pequeños
negocios que optaron por acortar sus horarios de servicio. Muchos jornaleros,
sin embargo, se beneficiaron con la limpieza de entradas, techos y cocheras.
Pala en mano, el ecuatoriano Manuel Sotero (32)
comenzó su jornada cobrando entre $20 y $100 —dependiendo del tamaño de la
acera— por retirar nieve y esparcir sal. "Es peligroso limpiar techos pero
se gana más. El viento y lo resbaladizo de la nieve pueden ocasionar
caídas", indicó este padre de dos niños, que trabaja sin equipo de
protección. "En los últimos días no hay trabajo y cualquier entrada de
dinero es buena, aunque el riesgo sea grande".
Cerca de él, Mario González (46) palea con esfuerzo
las nueve pulgadas de nieve acumulada frente a un par de edificios en la calle
118 y la Primera avenida, en donde trabaja como encargado desde hace más de una
década.
"Recuerdo una tormenta en 1995 con un nivel de
nieve que cubrió los espejos de los autos, pero hoy el frío es insoportable. No
he sentido algo así en años", comenta González mientras esparce sal en un
área despejada de la acera.
Por
ZAIRA CORTÉS/Edlp
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