PARÍS (06 Junio 2014).- El presidente electo
ucraniano, Petro Poroshenko, ha asegurado que ha acordado con el jefe del
Kremlin, Vladímir Putin, que un emisario ruso viajará a Kiev para abordar los
primeros pasos para el arreglo del conflicto en Ucrania.
"Un representante ruso vendrá a Ucrania, con el
que discutiremos los primeros pasos para el arreglo de la situación y el plan
que yo he presentado como presidente y que contempla una serie de pasos por
parte de la Federación Rusa y otros por parte de Ucrania", dijo Poroshenko
a la prensa.
El presidente ruso Vladimir Putin, y su homólogo
ucraniano, el recién elegido Poroshenko, llaman a un alto el fuego, según la
emisora France Info. Rusia enviará mañana un embajador a Kiev como primer paso
para reconocer al nuevo presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, con quien el
dirigente ruso se ha entrevistado este viernes durante 15 minutos en el Château
de Bénouville (Calvados), antes del almuerzo al cual François Hollande había
invitado a los 20 jefes de Estado y de gobierno que participan en la
conmemoración del 70º Aniversario del Desembarco de Normandía.
Según fuentes de la Presidencia francesa, la
conversación entre el jefe de Estado ruso y su homólogo ucraniano se celebró en
presencia de Hollande y de la cancillera alemena Angela Merkel, versó sobre la
escalada militar en el este de aquel país y un hipotético alto el fuego en los
próximo días.
"Se trata de un avance frágil en un día muy
simbólico para la paz", ha comentado un consejero del Elíseo. Al parecer, ambos
dirigentes se han estrechado la mano y han departido con total normalidad.
Este mínimo gesto del mandatario ruso era lo que
estaba esperando desde hace días Barack Obama. El presidente norteamericano,
que ha exigido repetidamente al líder de la Federación Rusa una resolución
pacífica del conflicto ucraniano tras la controvertida anexión de Crimea, ha
evitado a toda costa durante su estancia en París y en Calvados cruzarse con su
Putin, mientras que las sanciones económicas de los EEUU contra Rusia seguían
produciéndose.
Para eludir que los dos antagonistas se vieran
obligados siquiera a saludarse, el equipo de protocolo elíseo ha realizado un
esfuerzo suplementario, organizando el orden de llegada al château, la posición
de cada cual en la foto oficial (Obama a la derecha de Hollande y la reina
Isabel II de Inglaterra; Putin, a la izquierda del francés y de la reina
Margarita II de Dinamarca). Y hasta en la mesa presidencial, donde ni siquiera
han tenido que cruzar miradas.
Obama ha sido el último en llegar a este castillo
neoclásico construido por el arquitecto Claude Nicolas Ledoux entre 1765 et
1785, a petición del marqués de Livry, donde los jefes de la diferentes
delegaciones presentes en la jornada conmemorativo han compartido almuerzo con
un veterano de cada uno de los países que intervinieron en el desembarco de
1944. Clasificado monumento histórico protegido desde los años 30, el edificio
ha albergado en su salón principal un ágape celebrado en un clima de Guerra
Fría y cocinado por los mejores chefs de Caen: Michel Bruneau, Anthony Gaillot,
Stéphane Carbone, Ivan Vautier y Joël Rapp.
Acaso los chocolates de Michel Cluizel, servidos al
término del mismo, contribuyeron de alguna forma -junto con la noticia del
diálogo entre Putin y Porochenko, que rápidamente se extendió por las mesas- a
limas asperezas entre los estadistas presentes. El caso es que la diplomacia se
ha abierto camino en un entorno teóricamente hostil e inicialmente limitado a
la mera presencia institucional en un acto histórico.
¿Cómo
se ha logrado este avance?
Hay que atribuir algo de mérito a François Hollande,
su experimentado ministro de Asuntos Exteriores Laurent Fabius y sus consejeros
internacionales, ya que fue el Presidente de la República Francesa quien hizo
de mensajero el jueves por la noche entre Obama y Putin cenando primero con uno
en el restaurante Le Chiberta y luego con otro en el comedor del Elíseo.
Con los mandatarios estadounidense y ruso jugando al
perro y el gato por la capital gala para no cruzarse, Hollande departió con el
primero -sobre temas espinosos como la multa norteamericana a la BNP Parisbas y
la venta a Rusia de navíos Mistral, pero también de Ucrania- mientras que David
Cameron se entrevistaba con el segundo en el salón de personalidades del aeropuerto
Charles de Gaulle. Por lo visto, el mandatario francés habría logrado convencer
luego a Putin entrada la noche para que se viera con Obama.
Poroshenko en los momentos previos al almuerzo
oficial de Bénouville. Putin se habría reunido igualmente en secreto con Angela
Merkel este mañana, en el pueblo balneario de Deauville-sur-Mer. Y la propia
cancillera alemana secundó a Hollande a la hora de hacer las presentaciones
entre el presidente ruso y el ucraniano. Ahora sólo falta que Obama y Putin se
acerquen a la hora del café para que el Día-D de 2014 tenga un significado
mucho más que conmemorativo.
Por
JUAN MANUEL BELLVER/El Mundo.es
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