MADRID (13 Noviembre 2014).- Un Robin Hood para unos
pocos y un despiadado narcocriminal para la mayoría. Así es el Pablo Escobar
que encarna Benicio del Toro en "Escobar: Paradise Lost", una cinta
que cabalga entre el "thriller" de acción y el melodrama romántico.
"Ayudó a los pobres pero también destruyó a
muchas familias, y las dos cosas se ven en la película", señaló a Efe el
actor portorriqueño, experto ya en dar vida a personajes reales como Che
Guevara o el pintor Basquiat.
El siempre potente despliegue interpretativo de Del
Toro, que en septiembre pasado recogió en el Festival de San Sebastián el
Premio Donosti, es el principal atractivo de esta opera prima del italiano
Andrea di Stefano que se estrena esta semana en España.
Y eso que en realidad Escobar no es el verdadero
protagonista de la historia. Lejos de un 'biopic' al uso, el filme es "una
radiografía de su maldad y su locura -en palabras de Di Stefano- desde el punto
de vista de alguien a quien todo ese mal se le viene encima".
Ese alguien es Josh Hutcherson (1992), en su primer
gran papel después de "Los Juegos del Hambre". Hutcherson interpreta
a un joven surfista que cree haber hallado el paraíso en las playas colombianas
y en el amor de María (la española Claudia Traisac), una joven que resulta ser
la sobrina del narcotraficante más perseguido del mundo.
"Trabajar con Benicio como antagonista ha sido
increíble. Aunque su personaje era tan intenso y él se entregaba tanto a él que
resultaba un poco intimidatorio", admite Hutcherson, que ya había
trabajado a las órdenes de Del Toro en "7 días en La Habana".
El guión incluye referencias al periodo en que
Escobar se dedicaba a la beneficencia, cuando se construyó una pantalla de
respetable hombre de negocios que le sirvió hasta el punto de llegar a poner un
pie en la Cámara de Representantes.
Y se despliega justo en el momento en que esa
pantalla comienza a derrumbarse, cuando Escobar le declara la guerra al Estado
y se gana el dudoso título de fundador del narcoterrorismo, dejando un reguero
de cadáveres de ministros, abogados, periodistas, candidatos presidenciales y
policías.
"Imagino que la película pueda suscitar
controversias porque Pablo Escobar era controvertido, pero me siento cómodo con
el retrato que he hecho", defiende Di Stefano, que busca tanto la repulsa
como la empatía del espectador. "La Historia ya ha juzgado a
Escobar", insiste.
Sobre ese aspecto, Del Toro subraya que el filme
"deja sentir la crueldad" a través del personaje de Nick.
Di Stefano no ahorra en elogios al hablar del
trabajo con el ganador de un Oscar por "Traffic".
"A veces miraba a la pantalla y era como ver a
Pavarotti cantar o a Pavlova bailando. Hay una especie de levedad, de gracia en
lo que hace, que es única. No me importa cómo lo hace, ni cual es su método,
pero el resultado es increíble".
Junto al perfil del hombre que puso en jaque al
Estado colombiano, el otro pivote de la trama es la historia de amor entre el
personaje de Nick y el de María, un romance que se trasladó a la vida real y a
sus protagonistas.
Para Traisac, que había trabajado en España en
series como "Luna, el misterio de Calenda" o "Cuéntame", la
experiencia ha sido el primer sello internacional en su pasaporte de actriz.
"El proceso fue muy duro, tuve que pasar seis o
siete cástings, pero lo logré. En el rodaje, en la primera escena que tuve me
puse mala el día anterior y no pude dormir, pero Josh y Andrea me ayudaron a
centrarme en el personaje de María y en sus sentimientos", cuenta.
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