MANOS SOLIDARIAS CUBANAS ARREBATARON AL MAR 183 MIGRANTES HAITIANOS QUE QUEDARON A MERCED DE LAS OLAS
CAMAGÜEY, Cuba (26 Mayo 2022).- Manos solidarias arrebataron al mar a 183 migrantes haitianos que quedaron a merced de las olas, sobre una pequeña e insegura embarcación de vela, de apenas 12,7 metros de largo (eslora) por 4,10 de ancho (manga) y 1,60 de puntal, y donde viajaba un número considerable de bebés y embarazadas.
Según reseña el periódico camagüeyano Adelante, los
migrantes llegaron a las playas de Cayo Cruz y, pese a la compleja situación de
la COVID-19 y las reales carencias de medicamentos y alimentos, provocados en
gran medida por el violento asedio financiero, económico y comercial impuesto
por los Estados Unidos a la Mayor de las Antillas, los inesperados visitantes
fueron atendidos debidamente en el centro habilitado en ese territorio.
Los haitianos se habían lanzado desesperadamente a la
peligrosa travesía, y a su llegada a tierra cubana exhibían aun el pavor en sus
rostros por haber perdido todo en el último terremoto… y la esperanza de muchos
sueños para llegar al «ideal» suelo norteamericano.
En Camagüey, recibieron atención médica inmediata y
alimentación, así como avituallamiento imprescindible: mascarillas, aseo
personal, ropa, calzado… y algunos manifestaron agradecimientos a los
anfitriones.
En la asistencia se presta especial cuidado a los
niños y sobre todo a los lactantes.
El médico Manuel-Hossi
Estrada explicó al rotativo que a todos se les aplicaron pruebas de antígenos
para descartar contagios de COVID-19, y se atendieron con prioridad a quienes
presentaban deshidratación y quemaduras ocasionadas durante la travesía.
Según testimonio del personal de salud, el ambiente en
el centro donde acogen a los migrantes es más bien de esparcimiento, no faltan
el fútbol y los juegos de salón.
Relata el artículo que la mayoría de los que recaló en
Esmeralda, Camagüey, mostró su disposición de regresar a su país en cuanto las
autoridades correspondientes así lo decidan.
Lamentablemente, hechos como este resultan comunes en
naciones subdesarrolladas, cuyos habitantes miran con ilusión al primer mundo
que los explota mientras vende su realidad «exitosa» a través de los medios de
comunicación y el entretenimiento.
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