El Gobierno de Maduro exhibe toda su capacidad de represión contra opositores, activistas y ciudadanos extranjeros a 72 horas de toma de posesión
CARACAS, Venezuela (8 Enero 2025).- El chavismo ha desplegado toda su capacidad de represión e intimidación a 72 horas de la toma de posesión. En un país blindado por la policía y los militares, a primera hora del martes fue detenido el yerno de Edmundo González y horas después comenzaron a sobrevolar drones sobre la casa de la madre de María Corina Machado, que se quedó sin electricidad por los cortes de luz aplicados a esa zona. En la puerta de la vivienda de disidentes y críticos se apostaron agentes encapuchados y por todo el país se arrestaron opositores, en un número todavía por determinar. En algunos barrios de Caracas los vecinos han protestado con cacerolazos desde sus balcones. El presidente, Nicolás Maduro, dijo que habían sido detenidos siete extranjeros, supuestos “mercenarios”, que suma a los 125 en poder de las autoridades chavistas en los últimos días. A estas horas, nadie está a salvo en Venezuela.
Maduro se ha pasado casi todo el día en televisión. Su
Gobierno ha respondido a todas y cada una de las denuncias de países críticos
con lo que está ocurriendo, sobre todo a Estados Unidos. El día anterior,
Edmundo González había sido recibido por Joe Biden en el Despacho Oval de la
Casa Blanca. El ganador de las elecciones presidenciales del 28 de julio, según
las actas cotejadas por organismos internacionales, se fue con la promesa del
presidente saliente de que apoyarán su lucha. El entorno de Donald Trump
también le ha hecho llegar al opositor, que actúa en buena medida en nombre de
María Corina Machado, la política que ha conseguido una movilización masiva
para lograr una transición en Venezuela, que le respaldarán de la misma manera
una vez que él tome posesión el día 20.
Edmundo González insiste en que estará en Caracas el
viernes para juramentar el cargo. El chavismo asegura que le detendrá en cuanto
pise suelo venezolano, al igual que a los expresidentes latinoamericanos que
quieren acompañarlo. A un riesgo semejante se va a enfrentar María Corina
Machado el jueves, cuando tiene planeado liderar un acto de protesta. Machado
se dejará ver por primera vez en público después de meses de haber permanecido
en un lugar secreto desde el que interactúa a través del teléfono y
videollamadas. Diosdado Cabello, ministro de Interior, la ha amenazado de forma
directa: “Está deseosa de que la agarren”.
Maduro se ha rodeado en esta nueva crisis política de
sus más fieles y radicales, los que no tienen problema en enfrentar un juicio
internacional. El propio Maduro ha dicho que está dispuesto a morir antes de
hacerse a un lado y considera que debe seguir en el cargo “por voluntad de
Dios”, como si hubiera recibido un mandato divino. El Estado venezolano se
prepara como si fuera a entrar en combate. El presidente ha añadido en unas
declaraciones confusas en las que parece dar a entender que se ha activado un
mecanismo de defensa a nivel nacional: “Procedo a firmar una propuesta del
general Vladimir Padrino López (ministro de Defensa) a convocar y activar de
inmediato el Órgano de Defensa Integral de Venezuela, las ODI, que es el órgano
superior a nivel nacional, estadal y parroquial”.
La ola represiva provocó pánico. Los hostigados
hicieron pública con fotos y vídeos en redes sociales la presión a la que están
siendo sometidos. El pánico derivó en indignación: en barriadas de Caracas se
registraron cacerolazos, según testigos consultados por teléfono. La policía
acudió a esos lugares para frenar la protesta. Los ciudadanos se quejaban por
asuntos como la detención, a plena luz del día, de Rafael Tudares, yerno de
Edmundo. Lo bajaron de una camioneta, en la que viajaba junto a sus hijos
camino del colegio, y se lo llevaron. Todavía no se sabe nada de su paradero.
Tampoco del de Carlos Correa, director de una ONG que defiende a los
periodistas —Correa también tiene nacionalidad española—. Las autoridades han
dicho que el viernes la prensa no podrá retransmitir en vivo la toma de
posesión y sus equipos electrónicos serán “chequeados”. A última hora del día
se conoció la detención de Enrique Márquez, un opositor moderado que siempre
había abogado por una salida negociada para el chavismo, lo que le había valido
las críticas de los antichavistas más radicales.
Con las condiciones actuales resulta muy improbable
que Edmundo González tome posesión. Él y personas de su entorno ya hablan de
que ocurrirá “más temprano que tarde”, dando a entender que el hecho de que
Maduro se enfunde la banda no será el final del movimiento opositor. La noche
del martes llegó a Ciudad de Panamá, donde este miércoles participará en un
evento con el presidente de ese país y un número importante de líderes
latinoamericanos que le apoyan, los mismos que dicen que viajarán a Caracas de
ser necesario. A día de hoy, no se conoce cuáles son los planes últimos de
Edmundo, seguramente por razones de seguridad obvias.
En cualquier caso, la oposición asegura que ejecutará
algo más que un acto simbólico. Eso deja espacio para la especulación. Maduro
ha dicho que nadie le va a erosionar con una guerra psicológica. Durante años
el chavismo ha aplicado lo que se conoce como psicoterror, un ejercicio de
intimidación verbal y mental sumado al real. Hay quien dice que los opositores,
de tanto sufrirlo, han aprendido el truco y lo devuelven como un bumerán. En el
ambiente flota una sensación de momento definitorio. El mundo se mantiene a la
expectativa de lo que va a ocurrir el viernes.



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