San Cristóbal: “ahí como tú la ves”, sobreviviendo.

Por pura casualidad  me encontré con uno de esos amigos de infancia, al cual tenía un buen tiempo sin verlo, imagínense, todo de cuanto se habla y se pregunta en estas reuniones imprevistas.

Requería saber de la suerte de amigos mutuos, a los que al igual  sucedía conmigo, por  él estar ausente del país, hace  muchos años  que no los ve, y así por ese estilo, hablamos un largo rato. Mucho diría yo.

Y  entre un tema y el otro, de repente, en él, surgió una pregunta, la cual ignoré, porque se me anudó la garganta y continué conversando animadamente.

Recordando algunas de las travesuras, y esas parrandas  en las que yo creía que el mundo solo era para mí, pero luego descubrí que había más gente.

Pero  en medio de todas las emociones, risas y hasta algunas lágrimas, resurge nuevamente la misma pregunta, intenté distraerlo, hablando de las novias de nuestros años mozos.

De aquellos amores escondidos, y los aprietos y sustos que sufrimos cuando los papás se enteraban, y que con caras de pocos amigos, mirándonos fijos, nos decían:

"Lo único que te digo, que el que empareja su burro, sabe para donde lo lleva, que esta casa no e' relajo de nadie," y  punto seguido, nos soltaban un "Carajo", muy estruendoso, de ñapa.

Pero no pude   obviar más la pregunta, puesto que me increpó, diciéndome "óyeme, te estoy preguntando ¿cómo está San Cristóbal?, y  siempre te haces el chivo loco, y no me respondes, imagínense ustedes, ya no tuve de otra.

Después de guardar unos segundos en silencio, me “entrecogí de hombros, suspiré y solo atiné a decirle, “San Cristóbal… “ahí como tú la ves, sobreviviendo”

Con Dios siempre,  a sus pies.


Por LEONARDO CABRERA DÍAZ

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