La Palabra de Dios no está pensada para quedarse encerrada en un libro ni para ser interpretada de manera rígida, como si fuese un texto antiguo sin relación con lo que vivimos hoy. Al contrario, es un mensaje vivo que nos ayuda a comprender nuestro presente y a tomar decisiones concretas en la familia, en el trabajo y en la sociedad.
Leerla al pie de la letra, sin mirar el contexto en
que fue escrita ni el espíritu que la inspira, puede llevarnos a
interpretaciones superficiales o incluso equivocadas. La clave está en dejar
que el Espíritu Santo nos guíe para descubrir qué quiere decirnos en medio de
los desafíos actuales: el consumismo, la violencia, la indiferencia, la
injusticia.
Cada pasaje bíblico, leído con fe, se convierte en una luz para vivir con esperanza, para construir relaciones más humanas y para mantenernos firmes en la verdad.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.
Por MONSEÑOR
RAMÓN BENITO DE LA ROSA Y CARPIO
Arzobispo emérito de Santiago
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